Para los más de 11 millones de connacionales
que viven en nuestro vecino país del norte.
Desde Fernanda Familiar, pasando por Carmen Aristegui, hasta José Iñarritu, es incuestionable que todos y cada uno de quienes queremos a México y desde hace casi un año nos hemos sentido agraviados por las cutres e infames declaraciones del candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos Donald Trump, reprobamos una y otra vez la oprobiosa recepción del abyecto ejecutivo federal a este país, con lo cual asumió una actitud deleznable como lo hiciera en sus tiempos Moctezuma con Hernán Cortés.
Más allá del incordio que esta visita provocó, nos lamentamos y protestamos por la desvergüenza de EPN y sus corifeos, los legisladores del verde ecologista y del PRIAN, mindundis genuflexos enviados por sus superiores a defender lo indefendible, precisamente el día de su cuarto informe de gobierno, de cierto incongruente y vacuo.
No tocaré el tema relacionado con el muro que Trump reiteró será pagado por los mexicanos en un cien por ciento en Arizona, después de venir a abofetearnos con su presencia, al chamaquear a un presidente cuya incapacidad para gobernarnos es manifiesta, y cuya torpeza política rebasa a la del inefable Vicente Fox y la del pringado e ignorante Felipe Calderón.
Es incuestionable que el PRI ha claudicado a los principios que le dieron vida, mimetizándose con la derecha neoliberal, quien seguramente se alzará con el triunfo en el 2018, recuperando así la presidencia de la República y con ello pintando de azul e impregnando su ideología en este país ensangrentado, desvencijado, mutilado y entregado a los intereses transnacionales, principalmente a nuestros vecinos del norte. Debe quedar claro que tampoco escaparemos de las garras voraces que habrán de someternos una vez que alcance el poder Hillary Clinton, principal cabildera del saqueo de nuestras áreas estratégicas, como el gas, la energía eléctrica y el petróleo, entonces, de cualquier manera estamos jodidos, quizá el flagelo que violentará los derechos fundamentales de nuestros connacionales residentes en Estados Unidos y de los que aquí nos tocó vivir se vean reflejados con mayor intensidad y odio de alcanzar la presidencia Donald Trump, empero, nuestra posición geográfica con el vecino del norte no augura una mejoría en nuestras relaciones bilaterales con la candidata demócrata.
Finalmente, quisiera reproducir las palabras del poeta León Gieco y ojalá nunca se nos olvide el 31 de agosto de 2016.
"...Sólo le pido a Dios, que lo injusto no me sea indiferente, que no me abofeteen la otra mejilla después que una garra me arañó esta suerte.
Sólo le pido a Dios que el engaño no me sea indiferente si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente.
Sólo le pido a Dios que el futuro no me sea indiferente, desahuciado está el que tiene que marchar a vivir una cultura diferente..."
Enrique Peña Nieto se ha convertido en el más grande desafecto para los millones de mexicanos que fuimos víctimas de un acto que indigna, y que nos inserta en el escaparate internacional de lo que no se debe hacer, al tiempo de causarnos vergüenza y en gran medida un golpe infame a nuestra dignidad. ¡Esta vez sí lo digo con verdadera acritud!
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