Población y migración

  • Al Derecho
  • Carlos A. Sepúlveda Valle

Jalisco /

El fenómeno migratorio es uno de los problemas más serios que enfrentan los países desarrollados en Europa y el Norte de América, incluido México. Entre quienes se dedican a analizar esta cuestión existe unanimidad de que el problema no es meramente el hecho que miles de personas quieran irse a radicar a otros países, el punto central es que la gran mayoría de esos inmigrantes son pobres y con escasa educación.

En lo que va del 2019 han ingresado a nuestro país de manera ilegal más de 500 mil personas (a algunos se les han entregado visas humanitarias), la mayoría de migrantes provienen de países centroamericanos, y la magnitud de este drama humano la resalta el propio presidente quien ha informado que 159 mil de ellos son menores de edad y 43 mil son niñas y niños que viajaron solos.

Estas cifras reflejan la presión que está recibiendo nuestro país, la amenaza que estas multitudes representan para la seguridad nacional de los Estados Unidos, las dificultades para el sistema de otorgamiento de visas, así como la incapacidad humana, física y jurídica para dar trámite a las decenas de miles de petición de asilo, que es como pretenden ingresar y permanecer allá la mayoría de migrantes.

Muchos consideran que el discurso y las decisiones que ha tomado el presidente de los Estados Unidos en materia de inmigración sólo tienen fines electorales, por supuesto que muchas de sus reacciones tienen ese propósito, pero la realidad demuestra que hay muchos factores más que el mero afán de lucrar políticamente con este problema, tan es así, que en los días en que se llevaron a cabo las negociaciones con la representación mexicana se les demostró que en este asunto las cosas van más allá que un mero capricho personal o una estrategia política de Trump, ya que están advirtiendo graves riesgos en su seguridad interna.

La postura del actual gobierno había sido de incompetencia, complicidad o simpatía por los migrantes, a nadie le había importado resguardar mínimamente nuestras fronteras, ordenar el arribo de esas caravanas y mucho menos aplicar las disposiciones que regulan la forma de ingresar a México. Ante esas muestras de desorden el gobierno americano actúo de manera contundente, estableció medidas perjudiciales a nuestra economía con objeto de que el presidente modificara su discurso humanista, implementara medidas concretas de contención y rechazo de migrantes, y algo importante, lo obligó a recibir, alimentar y proporcionar salud y educación a las decenas de miles de migrantes que devuelva Estados Unidos.

En los últimos años los flujos migratorios se han intensificado en diversas regiones del mundo, la ACNUR informa que más de cuatro millones de personas han abandonado Venezuela, cientos de miles han huido de Siria y otros tantos de países africanos a causa de la miseria y la violencia.

Aunque esos desplazamientos masivos se dan principalmente por la pobreza, la demografía también tiene enorme importancia, según datos de la ONU en 2030 la población mundial pasará de 7,300 millones actuales a 8,500 millones y a 9,700 millones en 2050. Para el 2030 el país más poblado será la India con más de 1,500 millones y superará a China que se quedará con unos 1,200 millones.

En el 2050 el 25% de la población total será africana (unos 2,500 millones) y la ONU estima que para el 2100 África tendrá unos 4,000 millones de habitantes (el 40% de la población mundial), de ahí la preocupación del presidente del Consejo Europeo quien recientemente declaró que uno de los principales problemas es la aspiración de cientos de millones de africanos de vivir en Europa.

Respecto a los movimientos de poblaciones, el analista Sami Nair indica que el mundo cuenta hoy con unos 250 millones de migrantes legales o ilegales (el 3.5% de la población mundial), porcentaje dos veces menor que cuando se desarrolló la primera mundialización entre 1865 y 1910, pero que ahora la primera región de inmigración del mundo es Europa.

De esos migrantes 150 millones son asiáticos en todas las regiones del mundo, 62 millones son europeos, 37 latinoamericanos y 34 millones de africanos, migraciones que siguen la polarización productiva de la globalización y la concentración de las riquezas. Un ejemplo dramático, entre 2014 y 2017 arribaron por mar a Italia más de 620,000 personas, otras 10,000 fallecieron en el intento.

Estos datos muestran que los desplazamientos de población y el aumento demográfico no son cuestiones privativas de pocos países y exigen que se establezca una política mundial ya que la contención y el cierre de fronteras no es suficiente para resolver el problema migratorio.

El presidente tiene razón, la migración debería ser una opción; ¿cómo mantener un equilibrio interno en los países receptores?, recordemos, más de 50 millones de mexicanos son pobres.

csepulveda108@gmail.com

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