Familia: la paz de sentirse en casa

Estado de México /

Estimados lectores, hoy comparto con ustedes un sentimiento muy personal, que muestra la raíz más importante de la persona que soy, me refiero al concepto de familia, que en mi sentir profundo es la expresión amorosa que tiene un ser humano; independientemente de la forma, el modo, o lo que a cada uno le acomode para hacerla. Pero vivirla, compartiendo el pan y la sal, la conversación, las miradas, el gozo por una prenda nueva, la celebración de un logro, o el dolor por una pérdida, y es ahí, en la familia, donde se fraguan los cimientos amorosos del corazón.

Pienso, y se lo comparto a Usted, para mí, sin familia no hay pueblo, no existirían los barrios, las fiestas, los compadres, los amigos... vamos, todo aquello que nos da identidad, porque nos agrupa en cientos de familias en el trabajo, en la escuela, en las celebraciones patronales, en los festejos populares, creando un gran grupo de personas que, en otros tiempos, se conocía como la gran familia mexicana.

Para mí es la razón de ser, yo soy por y en mi familia, ella para mí lo es todo, porque aquí, con los míos, encuentro el refugio, los abrazos, la palabra y el “apapacho”, ese signo que nos hace más mexicanos, el recurso de las mamás y abuelas ante cualquier dolor del alma o del corazón.

La familia tendría que ser fundamento y objetivo de las políticas públicas para contribuir a la solidez de un país, por la familia se trabaja, se sueña, se ríe y se ama.

Estos sentimientos se deben de anclar en sus integrantes, más allá de la IA, o del sector social en el que cada uno vive, es el motor que reproduce los comportamientos sociales, sean estos buenos, o no.

Es ahí donde nos blindamos para enfrentar al mundo externo, nos provee formas de comportamiento y modos sentimentales de edificar el corazón, que para mí significa la trasmisión de valores que son la única herencia que recibimos de los nuestros para construir un mejor país, ciudadanos responsables, y tal vez, lo más relevante, personas que estén bien consigo mismas.

Para finalizar, y sin lugar a duda, en la geografía de mi corazón mi familia ocupa el lugar central donde se hilvanan todos, absolutamente todos los hilos que me conectan con esa maravilla que es la vida.


  • Carolina Monroy
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