El silencio

  • Malas compañías
  • Celeste Ramírez

Estado de México /

La Doctora Beatriz Gutiérrez Müller, escritora y académica, en días pasados presentó su libro Feminismo Silencioso; como ella mismo lo señala, plasma en ese ensayo las “experiencias, dudas, interrogantes, episodios, aprendizajes, decisiones, palabras sabias dichas por otros y una cauda de meditaciones sobre el ser en el mundo, aquí y ahora”.

Cuando leemos feminismo silencioso vienen a nuestro pensamiento una serie de ideas, conceptos, imágenes y reflexiones que son producto del bagaje de lecturas, hechos, historias de las mujeres de nuestro país e incluso de nuestra propia experiencia.

Asimismo, nos lleva a recapacitar sobre el silencio, ese recurso que parece estar presente en todos los seres humanos, pero que nosotras bien sabemos que se puede aprender del silencio y con el silencio o, como enuncia la autora, éste es también una forma de hablar.

Silencio no es callar, es simplemente hacer un alto para reflexionar qué se dice, cómo se dice, a quién se dice, para qué se dice y cuándo se dice. Es decir, nos permite ordenar nuestras ideas y reflexionar.

Bajo esa premisa, el texto nos comparte la visión de su autora. Ella expresa cómo el feminismo está a favor de cualquier acción que contribuya al bienestar, salud y o felicidad de las mujeres, quienes, dice, no tienen tiempo de expresarlo o no saben expresarlo; porque no tienen dónde exponer sus quejas o consideran que el buzón las detiene, entendiendo éste como las historias de vida de otras mujeres que enfrentan situaciones peores de las que ellas viven, y que les ocasionan en la mayoría de los casos una acción de resignación.

La falta de tiempo, producto de la dinámica diaria en el hogar, trabajo, cuidado de los padres o de un integrante de la familia enfermo, conllevan a soslayar quién somos, y más aún cuando equiparamos nuestra vivencia, experiencia o situación de vida con alguien más, y encontramos en el silencio una forma de manifestar ese sentir.

Justo en ello radica el valor de este texto, el cual muestra las reflexiones de una mujer que se sitúa en el aquí y ahora, convencida de que hay etapas que son únicas y que no volverán, sea por elección o por circunstancias, ahí se quedarán y el mañana se tornará distinto, pero con la firme convicción de que el Feminismo Silencioso es de todas, porque todas merecemos equidad, solidaridad, oportunidades, “un por favor permanente y un gracias eterno”.

Un recorrido por las líneas de este libro estructurado en ocho capítulos nos lleva por diversos temas que van desde el individualismo, las féminas históricamente, la resistencia, el silencio, la transferencia, las circunstancias, el humanismo, la congruencia y la posdata.

En esta última parte la autora enuncia 10 aprendizajes, pero enfatizo el número 10: “Cultiva la autoestima. Todas las mujeres hacen algo importante, aunque sea inadvertido, no reconocido, no aplaudido”.

Como dice la autora, el Feminismo Silencioso es, por sobre todas las cosas, un homenaje a las mujeres ignoradas, para que jamás se olviden del gran poder que tienen.


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