Tira para arriba

  • Malas compañías
  • Celeste Ramírez

Estado de México /

En 2012, el cantante Miguel Mateos se presentó en la Casa Rosada, sede del gobierno argentino, lo cual resultaría impensable al inicio de la década del ochenta, cuando Miguel y su icónico grupo Zas, interpretaban canciones como En la cocina, Huevos (1983), Extra, Extra (1983), que predican la crítica social.

Desde la composición de letras para el rock argentino, Miguel Mateos (Buenos Aires, 1954) combinó las vicisitudes sociales y políticas con las emociones humanas como el amor, en español, en nuestro idioma: “quiero votar un presidente, quiero un país muy muy diferente”, cantaba un Mateos muy joven en el sencillo Un poco de satisfacción.

Así, canciones —poco conocidas en México pero contundentes— como Mensajes por la Radio (1986) retratan la vida cotidiana desde la ferocidad de una dictadura: “Estoy loco por vos, no lo puedo negar pero estás tan mal acostumbrada, te la podés pasar tirada en un sofá con la cabeza en el walkman pegada. Mientras las madres marchan haciendo un paso militar, aquí, todo sigue igual”.

O incluso, “Alguien me dijo que Dios está en todas partes. Pero atiende solo allá en la capital. Es tan difícil pedirle una consulta. Nadie, nadie, lo puede lograr. Rocas vivas, se mueven las sillas, te quiero ver bailar…” Sólo una noche, en el álbum Rockas vivas, 1985.

A partir de la emblemática Tira para arriba, 1985, Miguel obtuvo un éxito absoluto en Latinoamérica, mientras que en México se fortalece por cortes populares que han acompañado a generaciones: Cuando seas grande, Llámame si me necesitas, Es tan fácil romper un corazón (“No me lastimes, por qué conmigo, habiendo tantos corazones heridos”) y Mi sombra en la pared.

Hace unos días Miguel Mateos presentó su show sinfónico en el Teatro Metropolitan, de Ciudad de México. Cantó y bailó. Interactúo con el público. Grato, argentinísimo y, más, porteño, dio más de dos horas la batalla a la altura de la capital. ¡Cámara, Mike! Se escuchó a la banda chilanga desde los primeros lugares, cuando Miguel inició con su Beso francés.

Con nostalgia recordé a mi yo adolescente, escuchando en mi recámara los discos de Miguel en acetato, todos, todos, hasta el inicio de los noventa cuando lanzó Obsesión.

“La mayoría de las canciones las hice en plena dictadura, cuando había mucha inseguridad”, relata el cantante desde el escenario: “No se podía salir a la calle con el pelo largo y un libro de poemas”.

… Pero venga lo que venga, para bien o mal… Tirá, tirá para arriba, tirá…


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