En el aniversario número 40 de Hello Kitty, la multimillonaria empresa japonesa anunció la verdadera identidad: Es inglesa y, sobre todo, no es una gata. Es una niña de nombre Kitty White.
El mundo entero se desvaneció. La noticia corrió y la desilusión también. Han vivido en el engaño millones de seguidoras quienes desde la década 70 hicieron de Kitty, una suerte de alter ego a través de millones de accesorios que cada año cambian y se perfeccionan.
Es a través de bolsas, libretas, agendas, llaveros, tazas, sellos de goma, lápices, mochilas, ropa, zapatillas, perfumes, maletas, peluches, sábanas, cojines, colchas, juegos de mesa y didácticos; toallas, accesorios y más, mucho más, productos diferentes.
En esa gama y para estar acorde a los tiempos y la demanda del consumidor se incluyen ediciones de tabletas electrónicas, celulares y hasta ediciones especiales de automóviles.
Con todo, Sanrio registra lucrativas ganancias a nivel mundial.
Apenas hace unos días y con sólo 40 años en el mercado, se develó un secreto celosamente guardado: El personaje evoca a una niña que tiene una mamá y un papá. Y es inglesa. Lo demás ya se conoce: es del signo zodiacal Escorpión y le gustan los pasteles de manzana.
También tiene una hermana gemela y una gatita (esa sí es gata y lleva por nombre Charmmy Kitty) como mascota.
Incluso nos cuenta Sanrio que la niña Kitty White es alumna de tercer año de primaria.
Hace un mes Sanrio anunciaba que el gobierno japonés seleccionó a la entonces gatita para promover la industria de tecnología avanzada en Japón. Prácticamente enviaron una figura de Kitty al espacio. Ello en el marco del aniversario número 40 de la hoy niña White.
Podría pensarse que el desfase de Sanrio tiene que ver con la personalidad múltiple de los gatos, (si es que así se le puede llamar). Sin embargo, ya Neruda apuntó en su oda al gato: el gato quiere ser sólo gato y todo gato es gato desde bigote a cola...
El gato quiere ser gato y no niña... Igual que el ratón Miguelito es ratón...