No recapacitó, no entendió, no tiene grado alguno de empatía.
Pese a los llamados de organismos civiles y hasta de viejos aliados de lucha de sus inicios como político nacional, el inquilino de Palacio Nacional mantuvo sin cambios su convocatoria al desfile de desagravio a su ego herido por la marcha ciudadana en defensa del INE del 13 de noviembre.
En lugar de escuchar a los miles de ciudadanos que marcharon en más de 60 ciudades del país y del extranjero hace tres semanas exigiendo el respeto a la autonomía y del INE, Andrés Manuel López Obrador orilló a sus seguidores a radicalizar su postura en contra de ese legítimo reclamo ciudadano.
A pesar de que con acarreo, coacción y presiones llevaron a miles de personas a desfilar el 27 de noviembre, la convocatoria presidencial no llenó el Zócalo y el régimen no solo no lo aceptó, sino que endureció la postura de criminalizar al INE, a la clase media, a los ciudadanos que no están de acuerdo con su gobierno. Su ley es “O estás con el presidente, o el presidente está contra ti”.
A través de sus difusores pagados y oficiosos, de sus youtubers a sueldo y de esperpentos digitales, la 4T asume posturas propias de regímenes autoritarios como tratar de imponer una visión única, criminalizar a sus críticos y santificar su postura y la de sus aliados. También pretende negar, nulificar, desaparecer cualquier otro liderazgo ciudadano o institucional: los contrapesos están prohibidos de dicho y gradualmente de facto.
La estrategia de polarización alentada desde las Mañaneras está en niveles inéditos al grado de cuestionar hasta a voces que anteriormente habían apoyado a López Obrador, pero que han cambiado de opinión –así como él en el tema de la militarización del país- y que han pasado a desaprobar las intenciones presidenciales.
Tras la marcha, también el régimen aceleró la presión para que el Congreso de la Unión apruebe la reforma electoral y política propuesta solamente por AMLO y presiona a sus rehenes políticos del PRI para que se mantengan alineados a los deseos palaciegos.
Como arengó José Woldenberg el 13 de noviembre ante el Monumento a la Revolución: “Nuestro país no merece regresar al pasado”. Aún podemos hacer algo.
Celso Mariño
Twitter: @Celso_Marino1