El primer gran error del gobierno mexicano en el primer día de la primera mujer presidenta vino de donde menos se esperaría: del Ejército.
Ese “pueblo uniformado” al que el régimen le atribuye facultades de santidad casi celestiales, que lo cree incorruptible y al que defendió contra todo, yendo incluso contra sus viejas banderas de campaña para pasarle oficialmente el mando de la Guardia Nacional, ese ejército es el que cometió una masacre dentro de las primeras 24 horas de la presidencia de Claudia Sheinbaum.
Al menos seis personas migrantes -primeras entre los pobres-murieron abatidas a tiros en Chiapas por soldados que de manera increíble declararon que les dispararon porque las víctimas viajaban en camionetas como las que usan los malosos.
Así, cualquiera que tripule cualquier vehículo de modelo similar a los que usan las bandas criminales se estaría arriesgando en México a que, solo por ese hecho, sea blanco de las balas de los militares.
También en estos días un grupo de soldados debidamente uniformados, armados y transportados en unidades militares allanó un domicilio particular en un coto residencial en Jalisco y se habría llevado un botín -que no material confiscado- valuado en cuatro millones de pesos.
En ambos casos las autoridades federales y locales han dicho que se investigarán por parte de instancias civiles y que se castigará a los culpables.
Independientemente de si se investigarán correctamente ambos casos o si se castigará con apego a la ley a los militares responsables, sabemos que este tipo de acciones por parte de miembros de la Secretaría de la Defensa Nacional no son ni los primeros ni los únicos ni serán los últimos, pero lo que sí será nuevo es conocer cómo reaccionará en los hechos -no en los dichos- la nueva presidenta.
Este será un excelente termómetro para ganarse la confianza de la ciudadanía y mantenerla en los niveles del anterior sexenio, pero también por el lado de los mandos uniformados seguirán de cerca, de manera milimétrica, cómo reacciona, cómo se comporta y cómo los pretende tratar, en situaciones difíciles, su nueva comandanta en jefe. Todos, como decían los abuelos, pero todos a su alrededor le estarán tanteando el agua a los camotes en el nuevo sexenio.