Transmutación de “la Mañanera”

Jalisco /

Desde el comienzo de su gestión Andrés Manuel López Obrador ha privilegiado la comunicación política como ningún otro presidente lo había hecho en la era reciente de México, aunque en su caso, eso no es necesariamente bueno.

Desde hace años López Obrador se dio cuenta que algunos mexicanos tienen un lado dolido, resentido, frustrado por las más diversas causas y ese lado busca “desquitarse” de manera directa o indirecta, activa o pasiva, de quien creen que son los responsables de su condición y siempre, pero siempre, son otros. A ese lado de las personas es al que le habla todas las mañanas, porque sabe que allí son bien recibidas sus ideas de auto victimizarse y de reprochar a “los culpables” aunque sean imaginarios.

“Mi escudo protector es esta conferencia (la Mañanera) y mi ángel de la guarda es el pueblo. Si se tiene el respaldo del pueblo y se mantiene la comunicación con el pueblo no hay nada que temer, esa es la estrategia”, reconoció López Obrador el 9 de octubre de 2020.

Lo que comenzó en 2018 como un aparente ejercicio periodístico y hasta republicano y democrático de rendición diaria de cuentas, al poco tiempo evidenció su verdadera función: ser un poderoso montaje propagandístico que escaló hasta ser el centro del poder de la administración púbica y del gobierno nacional y, además, todo esto envuelto en ropajes de un alto sacrificio ofrecido heroicamente a la patria dolida y explotada: el levantarse diariamente a madrugar para trabajar… La comunicación se volvió gobierno.

La fórmula les pareció tan exitosa que probaron lanzar más “mañaneritas”. Lo hicieron durante la pandemia con la conferencia vespertina diaria del polémico Hugo López-Gatell. También probaron con la entonces Secretaria de Economía, Graciela Márquez Colín que tuvo una muy corta temporada.

La Mañanera al principio tenía más periodistas reales, pero muy pronto se dieron cuenta que era mejor para su propaganda el cerrar la producción y tener todo bajo control. Negar el acceso de reporteros reales, como ayer a Reina Haydée Ramírez, es cosa común en Palacio Nacional; solo los dejan pasar de a poquitos y de muy de vez en cuando. En una semana, más del montaje presidencial cotidiano.


  • Celso Mariño
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.