Ojalá y me equivoque. La idea central detrás del nombre de este espacio --"Tiempos Interesantes"-- es la condición aciaga del momento histórico que nos toca vivir. Aquí, en cuatro estampas, una micro reseña del primer cuarto de siglo:
Una. Optimismo. 31 de diciembre 1999.- Entramos al nuevo milenio subidos en la nube de una realidad globalizada, con la ilusión de un salto tecnológico sin precedentes. En lo personal, me encanté con la oportunidad de poder atestiguar, en vivo, la transmisión de la llegada del año nuevo en los diferentes husos horarios del planeta.
Dos. Terror. Apenas 21 meses y dos semanas después, todos vimos como dos aviones de pasajeros se estrellaban contra las torres gemelas de Nueva York. Un puñado de fanáticos cimbraron al imperio y abrieron la puerta las fuerzas más obscuras de intolerancia religiosa, dos guerras absurdas y ganancias increíbles para los capos unos pocos en los negocios del petróleo y la violencia.
Tres. Derrumbe económico. El 15 de septiembre de 2008, con el colapso Lehman Brother reventó la burbuja especulativa del mercado inmobiliario estadounidense, lo cual provocó el desplome de la ilusión de una vejez de prosperidad para buena parte de las clases medias de los países más ricos.
Cuatro. Trump (racismo y xenofobia). Aunque la primer gran señal de rabioso aislacionismo llegó el 16 de junio de 2016 con el apretado triunfo del Brexit en las ruinas del antiguo imperio británico, el golpe de timón fue el sorpresivo triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Quedaba abierta la puerta a una nueva era de desinformación colectiva y el peor uso de las tecnologías de la comunicación.
Montadas en las crisis económicas y una descarada utilización de viejos prejuicios --lo que en el siglo anterior fue el odio a los judíos, gitanos y comunistas, hoy lo es la satanización de los inmigrantes-- las derechas extremistas avanzan en buena parte del mundo. Como en la tercera década del siglo pasado, polarización y descomposición social presagian tiempos todavía peores. Ojalá y me equivoque.
De ahí la importancia del próximo martes 5 de noviembre. Más allá de Kamala Harris o Donald Trump, más allá de las banderas conservadoras o progresistas, la elección presidencial en Estados Unidos es una encrucijada mayor. El día de hoy, Labor Day en el calendario Americano, representa el banderazo de salida de la fase más intensa de las campañas.
En 9 semanas y un día, con sus votos, cerca de 150 millones estadounidenses tomarán una decisión que, por su influencia en el resto del mundo, marcará el rumbo del segundo cuarto del siglo 21.
¿Volverá a ganar Trump? A sus 78 años de edad, regresaría a la cima del poder en su condición de "criminal convicto", teniendo como biblia personal el Project 25 (Heritage Foundation) y el decidido apoyo de los one-percenters, ese millar de billonarios que mueven los hilos de buena parte de la economía mundial.
¿Será Harris? Mujer, de piel obscura y evidentes raíces de inmigrantes. Llegaría a la Casa Blanca con 60 años recién cumplidos. "Progresista", formada como fiscal, sin duda, su principal relevancia estaría en su condición de ser la primera mujer presidenta de Estados Unidos.
Difícil imaginar un contraste más claro. Pero hasta ahí podemos llegar. Por lo pronto, cualquier pronóstico sería apresurado. En palabras del maestro Bob Dylan "...the answer, my friend, is blowin' in the wind".