Sucesión en casa

  • Tiempos interesantes
  • César Romero

Ciudad de México /

En cosa de ocho semanas la Universidad de la Nación tendrá una nueva rectoría. Comparto aquí sietebreves notas sobre lo que alcanzo a entender. Obvio, a título estrictamente personal.

• Llega a su fin la era Soberón.Debido a la más obvia de las razones, el reciente fallecimiento (2020) del rector más importante en el último medio siglo, el ciclo que está por comenzar puede ser un verdadero parteaguas para la UNAM. En el mismo sentido apunta la muerte (2022) de Agustín Rodríguez, el segundo líder histórico del sindicato universitario.

Aunque el establishment se mantuviera, es de esperarse que en esta ocasión habrá rostros nuevos a cargo de los varios pisos de la Torre de la Rectoría.

• El buen cierre de Enrique Graue. "Yo sí le creo al presidente", dijo el doctor cuando Andrés Manuel López Obrador prometió que no intervendría en la sucesión universitaria. Sinceramente creo que Graue fueel mejor rector para este momento actual. Me cuesta mucho imaginar liderazgos tipo De la Fuente o Narro lidiando con el estilo personal de gobernar de AMLO.

Graue cumplió cabalmente y su alergia al protagonismo le permite entregar una universidad abierta y estable. Además de que fue la única institución pública autónoma a la que no se le recortó el presupuesto.

• A partir de ello, y quizás debido a la buena imagen pública de la Universidad o a que Palacio tiene lleno el plato de sus disputas mediáticas, cabe esperar que el ala dura de Morena respete elproceso interno de sucesión en la UNAM.

Aunque ya se ha asomado por ahí el conato de una especie de derecho de veto (inexistente, pero que se trataría de justificar en el hecho de que 9 de cada 10 pesos de los recursos con que funciona la Universidad vienen del gobierno federal), para evitar una hipotética decisión de la Junta de Gobierno a favor del aspirante más cercano al rector saliente.

• El análisis convencional sobre la disputa por el poder al interior de la Universidad Nacional Autónoma de México suele describir una Universidad "de camarillas", en referencia al peso político de los principales gremios de profesionista que la institución ha formado, el hecho es que históricamente los abogados son quienes más veces han ocupado la rectoría; aunque de los últimos 10 rectores, 6 han sido médicos.

Según esa visión, los Ingenieros y científicos han funcionado como una especie contrapeso ante la tradicional alianza entre doctores y licenciados.

• En esta ocasión la pasión interna parece concentrada en algo parecido a un pleito de familia entre dos corrientes de izquierda universitaria de los 70s y 80s. El Movimiento de Acción Popular y Punto Crítico. Los primeros habrían sido cooptados por el salinismo y "los neoliberales", mientras que los otros se sumaron al "neocardenismo" y, luego al "obradorismo". Sería una especie de ajuste por lo que haya ocurrido entre la publicación del libro "La Disputa por la Nación" (1981) y el movimiento estudiantil del CEU (1986-87).

Ese contexto bien podría abrirle la puerta a una especie de mediador entre la Cuarta Transformación y las estructuras tradicionales de poder en la UNAM. Algo así como un embajador de Palacio en Ciudad Universitaria.

• Si bien para la elección de rector(a) no hay ternas, las dinámicas internas de la Universidad suelen decantarse en un dilema binario, tipo: "¿Imposición gubernamental o decisión autónoma?" o bien ¿Continuidad o cambio?". No estoy seguro cuál será la gran pregunta en esta ocasión.

Eso sí, me cuesta imaginar una rectoría filo-priista --que sí ha sido el caso--, o abiertamente militante a favor de algún otro partido; ni con la "educación socialista" de Lázaro Cárdenas sucedió así. Cuando se viven "tiempos interesantes" como los actualesen la academia se suele apostar por islas de paz y reflexión.

• La Junta de Gobierno. A pesar de que el formato evoca un tinto añejado, no tengo duda alguna de que este proceso de sucesión en la rectoría será más visible y participativo que los anteriores. Y si bien es cierto que esta es la primera Junta de Gobierno con una mayoría de mujeres, históricamente 86% de sus integrantes han sido varones, por ende, es claro que hay mucho por avanzar.

Finalmente, de la revisión de las propuestas de quienes quieren mudarse al piso 6 de La Torre, me parece bastante clara la agenda que viene: mejoras para el profesorado de asignatura, mayores esfuerzos en materia de equidad de género. Y lo obligado: más tecnología, más innovación, más autonomía y más libertad.

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