En su ensayo “la importancia del acto de leer”, Paulo Freire describe la lectura como un proceso de concientización que implica la sucesión de tres tiempos: la primera lectura está enfocada al mundo que nos rodea: leemos signos, sonidos, colores, olores, gestos y matices a través de los cuáles formamos una percepción crítica de nuestra realidad en la que también influyen nuestras creencias, gustos, miedos y valores, generando así el pensamiento crítico y personal del mundo que nos rodea. La segunda lectura sucede cuando leemos la palabra escrita y la interpretamos con base a la información obtenida del momento previo. Finalmente, en un tercer tiempo, la lectura se prolonga y se extiende en relectura y reescritura del mundo.
De esta manera, el acto de leer se transforma en lectura al pasar por la dimensión individual, personal, imaginaria e íntima quedando fuera de los controles del texto que se lee, su autor, editor y la sociedad, volviéndose rebelde, autónoma y vagabunda. Como consecuencia, leer es reescribir el propio contexto. Tal vez es por este proceso que, en ocasiones, tras la lectura de un libro ya no somos los mismos. Los libros son ventanas abiertas al mundo. La interpretación de este mundo es, en cierta manera, la suma de lecturas sobre sí y de miradas sobre aquél. Quizá por eso, Franz Kafka, en una carta a su amigo Oskar Pollak fechada en 1904, afirmó que “un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado que tenemos dentro”.
El 23 de abril es un día que nos recuerda la importancia de la lectura. En la Conferencia General de Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) celebrada en París en 1995 se eligió rendir homenaje universal a los libros y autores cada 23 de abril, constituyéndose así el “Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor”. Así mismo, desde 2001 la UNESCO otorga el título de “Capital Mundial del Libro” a una ciudad comprometida con la promoción del libro y la lectura en todas sus formas y en todas sus edades. Este año Estrasburgo, -ciudad históricamente ligada al libro- es la primera ciudad francesa que recibe este título.
Celebremos este significativo día teniendo presente la importancia que tiene la lectura y los libros para todos y cada uno.