Debo, no niego, pago, no tengo

  • Voces Ibero
  • Claudia Guerrero Sepúlveda

Laguna /

El 17 de julio de 1861 el presidente Benito Juárez suspendió temporalmente ―en un plazo calculado a dos años―, el pago de la deuda exterior y el 19 de febrero de 1962 se firmó la Convención de la Soledad entre los países acreedores que eran Francia, España e Inglaterra, esto con la intención de continuar los acuerdos por la vía diplomática.

Sin embargo, el 9 de abril Francia rompió el acuerdo con el pretexto de que los créditos de Juan Bautista Jéquer, un suizo nacionalizado francés -con inusitada y sospechosa rapidez- con lo que los réditos también adquirieron naturaleza francesa y dio inicio la segunda intervención francesa aunque hay indicios de que se urdió desde octubre de 1861 ―después del encuentro de Biarritz de la Emperatriz Eugenia y José Hidalgo― por una carta escrita por Napoleón en la que expresa sus intenciones de ofrecerle la corona a Maximiliano.

En México, la intervención fue apoyada por el clero y los conservadores, querían implantar un régimen monárquico, por otro lado, los motivos que tuvieron Napoleón III y su consorte, fueron los de salvar la raza latina y el catolicismo en el Nuevo Mundo para hacerle frente al imperialismo yanqui y al protestantismo.

Por su parte, los expedicionarios franceses fueron engañados, los clericales les pronosticaron que serían bienvenidos, pero los indígenas se mostraban herméticos cuando les hablaban y no querían tratar con ellos; dijeron que a todas las preguntas que les hacían les respondían sonriendo “Quién sabe señor”, incluso cuando les preguntaban si estaban casados o cuántos hijos tenían.

Cuando los franceses asaltaron la ciudad de Puebla el 5 de mayo fueron derrotados por Ignacio Zaragoza, esto a tan sólo diez días de que el fanfarrón general Lorencez dijera “Tenemos sobre los mexicanos tal superioridad de raza, de organización, de disciplina, de moralidad y de elevación de sentimientos que desde ahora a la cabeza de 6000 soldados soy dueño de México”.

La victoria cambió la opinión que imperaba de México en el exterior y quienes participaron fueron declarados beneméritos de la patria; en México los liberales produjeron literatura política hablando del acontecimiento, así como cantos y parodias teatrales alrededor de la importancia de los principios jurídicos de no intervención y de soberanía nacional. En 1974 el conjunto musical La Tropa Loca grabó La batalla del cinco de mayo, que resume en su letra las razones y el triunfo de los chinacos sobre los franceses.

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