Legado educativo de El Nigromante

  • Voces Ibero
  • Claudia Guerrero Sepúlveda

Laguna /

En palabras de Justo Sierra, la educación en la Nueva España tuvo como columna vertebral la moral cristiana: 

“No había acto de la vida, ni movimiento del espíritu, ni aspecto de la naturaleza, ni fenómeno de la conciencia que la religión no penetrase y explicase o imantase orientándola hacia ella”.

Fue durante los gobiernos liberales cuando se llevaron a cabo reformas de carácter científico e ilustrado que propusieron la visión laicista de la educación para desligar la enseñanza de la iglesia y modificar las costumbres que prevalecían en los recintos escolares; colocaron retratos de Miguel Hidalgo e Ignacio Zaragoza en lugar de las imágenes sagradas, cambiaron los nombres de las escuelas que llevaban nombres de santos por los de Independencia, Reforma, Libertad y Progreso, disminuyeron las vacaciones de Semana Santa —que iniciaban desde el viernes de Dolores hasta el domingo de Pascua— por solamente jueves y viernes santos e iniciaron la costumbre de las ceremonias cívicas y la conmemoración de héroes nacionales.

Ignacio Ramírez, considerado el más liberal de los liberales, apóstol de la Reforma y conocido como “El Nigromante” —el que consulta con los seres del más allá — sostuvo que la educación era el medio por el cual las mujeres y los indígenas podían liberarse de la inferioridad de su condición y de las ataduras de la servidumbre y así poder incorporarse a las actividades económicas y culturales; cuando colaboró con el gobierno juarista en la República Restaurada se promulgó la ley Orgánica de Instrucción Pública del 2 de diciembre de 1867 en la que se estableció la instrucción primaria obligatoria y gratuita.

En 1873 escribe el Proyecto de enseñanza primaria, considerado como el primer libro de texto gratuito adoptado por primera vez por Carlos Pacheco, el gobernador de Chihuahua; Diego Rivera lo representó en su mural del “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” con la frase “Dios no existe”, misma que tuvo que reemplazar a raíz del escándalo que provocó por “Conferencia en la Academia de Letrán, el año de 1836” en alusión discreta a las palabras iniciales de la ponencia de Ramírez en su ingreso a esa institución.


Claudia.guerrero@iberotorreon.edu.mx

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