Corte de caja

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  • Claudia Hidalgo

Toluca /

Por respeto a los afectados por los sismos registrados este mes en varias entidades del país urge hacer un corte de caja. No sólo contabilizar los daños, sino pasar a la segunda etapa, donde se defina el costo preliminar de levantar todos esos edificios que cayeron o están severamente dañados.

Miles de familias damnificadas necesitan tener certeza que van a recibir apoyo, que son visibles para el gobierno. Se debe pasar del discurso a los hechos. La gente necesita ver más allá de agua y atún, que los partidos dejen de jugar a quién da más y se vea ese dinero contante y sonante para lo realmente importante: reconstruir México.

Los mexicanos necesitamos estar seguros que todos esos millones donados desde el extranjero y en el país tendrán un buen uso. Requerimos saber cuánto se ha reunido, cuánto van a poner los gobiernos estatales y el federal y cuánto hace falta para avocarnos a conseguir esa cifra y juntos realmente levantar este país.

Los víveres han sido muy útiles y seguramente se necesitarán más en una semana o dos, pero ya no podemos seguir donando sin visión. No podemos darnos el lujo de desperdiciar. La gente está dispuesta a seguir apoyando, pero falta organizarnos, ver dónde y qué hace falta realmente y es evidente: transparencia y planeación.

Por ahora hemos conocido de donaciones millonarias que al final no sabemos si se concretan o sólo son para la foto en redes. Hay que transparentar todo sin la acostumbrada burocracia; quien hizo alguna donación debe ver su apoyo reflejado en una cuenta concentradora.

Hace falta que las organizaciones no se desperdiguen por todos lados. Es obvia la desconfianza, pero quienes trabajen por su cuenta pueden definir claramente dónde y qué harán con sus recursos para evitar zonas sobre atendidas y otras olvidadas.

Es urgente que cada gobierno: municipal, estatal y federal diga claramente cuánto tiene, no producto de donaciones, sino de los presupuestos de este año. En prácticamente todas las entidades hay fondos especiales para desastres y múltiples programas que se pueden canalizar a la reconstrucción y equipamiento de casas, o bien otros que se pueden y deben transformar por causas de fuerza mayor sin dejar de atender las grandes prioridades.

Hubo muchas peticiones de material médico, por ejemplo. Entonces, las instituciones de salud no tenían nada, qué han hecho con el presupuesto que reciben porque ni gasas había para atender a los enfermos.

En el Estado de México hay programas que pueden esperar hasta el 2018. Que se revisen cuánto se ha recibido de excedente presupuestal y las partidas en cada dependencia para este tipo de emergencias.

En suma, cuánto se está poniendo de los impuestos que pagamos los mexiquenses. No se puede dejar todo el peso en los hombros de los mexicanos, ni abusar de su gran corazón: la responsabilidad es de todos...

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