Pocos restaurantes del Centro Histórico de la Ciudad de México guardan una historia tan especial como la de El Taquito Taurino, un legendario establecimiento que recibió a cientos de celebridades en sus salones y que hoy, a 107 años de su inauguración, cierra sus puertas definitivamente, consumido por un entorno repleto de bodegas con mercancía asiática, ambulantaje, juguetes y ropa al mayoreo.
Ubicado en el número 69 de la Calle del Carmen, este inmueble fue escenario de momentos irrepetibles. Los trabajadores más longevos no olvidan cuando miles de personas esperaban ansiosas a estrellas como María Félix, quien era una asidua visitante y acostumbraba saludar desde los balcones a sus seguidores. Tampoco cuando una multitud cerró la calle para ver, aunque fuera de lejos, a Marilyn Monroe, quien llegó a degustar los famosos tacos de carnitas, tomó tequila y bailó sonriente entre los mariachis, durante su única visita a nuestro país. Un par de meses después fue encontrada muerta en su mansión de Los Ángeles.
Es por eso que las paredes del lugar siempre lucieron, literalmente, tapizadas con fotografías de sus famosos comensales: celebridades de distintas generaciones, artistas, toreros, políticos, clérigos, jefes de estado… Todos acudían a probar los exquisitos platillos preparados con la misma dedicación que cuando Marcos Guillén González y Conchita Rioja de Guillén abrieron aquella pequeña recaudería con antojitos, en 1917. Poco a poco, esa sazón tan especial, los llevó a montar un gran restaurante de dos niveles, con capacidad de hasta mil 500 comensales.
Durante generaciones, El Taquito Taurino fue heredero de toda una tradición culinaria que se mantuvo viva gracias a Rafael Guillén, nieto de los fundadores, quien ha seguido formando a decenas de personas, entregadas a brindar un servicio de primera.
“Siempre cuidamos de que las recetas se mantuvieran intactas, al igual que el modo de preparación. Incluso hay empleados que han trabajado por décadas en nuestra cocina, donde la sazón se ha ido trasmitiendo de padres a hijos”, comenta Rafael, actual dueño del negocio.
El Taquito Taurino se encargó de preparar el banquete para la histórica boda entre María Félix y Jorge Negrete; el papa Juan Pablo II bendijo a la familia Guillén y a su cocina, luego de ser agasajado en su segunda visita a México; el recién nombrado rey Carlos III de Reino Unido disfrutó de sus platillos mexicanos durante una visita a nuestro país. Jackie y John F. Kennedy, Pedro Infante, Frida Kahlo, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Emilio “El Indio” Fernández, Agustín Lara, Luis Donaldo Colosio, Fidel Castro, Miguel Alemán, Katy Jurado, Gary Cooper, José Alfredo Jiménez, Pedro Armendáriz, Gabriel García Márquez, Mario Moreno “Cantinflas”… Es interminable la cantidad de personajes que se han sentado a su mesa y las anécdotas tan variadas como la lista de platillos que ofrecen en su carta.
El periodista Jacobo Zabludovsky, quien pasó su infancia muy cerca de ahí y quien fuera uno de sus más asiduos comensales, escribió sobre El Taquito Taurino en 2012:
“El Centro Histórico se adorna y lo luce como una medalla, ganada a pulso en la defensa de esos lugares que dan carácter y trazan la fisonomía de una ciudad”, decía.
Hoy esta historia se cierra. Por lo menos en el local que por décadas fue ejemplo vivo de excelencia y uno de los últimos baluartes de la gastronomía chilanga, no resistió ante la degradación de la zona.
En septiembre se planea abrir una nueva sucursal, ahora en la colonia San José Insurgentes, y con los mismos sabores tocará construir nuevas historias.
cristobal.sandoval@milenio.com