¿Por qué la gente abandona el campo en favor de las ciudades?
La migración rural, cuando la población se desplaza hacia la ciudad, es uno de los procesos de mayor influencia en la economía mundial. En 2007 se marcó un hito de marcada importancia y con alto potencial de influencia en el futuro de la humanidad pues por primera vez en la historia la población urbana superó 50 por ciento del total de la mundial.
Las razones que generan procesos de migración rural son variadas. La inseguridad alimentaria y el desempleo en zonas rurales son básicamente dos de los más importantes motores.
Más de 75 por ciento de la población mundial que vive en estado de inseguridad alimentaria habita en zonas rurales, siendo la migración la principal y más disponible herramienta para la búsqueda de soluciones que las familias rurales poseen (FAO, 2018).
Teniendo en cuenta que la mayoría de los procesos migratorios contemporáneos tiene su origen en causas económicas, podemos imaginar al proceso de migración como la diversificación de los ingresos familiares y las remesas de los migrantes pueden servir para aliviar la pobreza e inseguridad alimentaria. Por otra parte, si se considera que esta diversificación es de facto empleo fuera de su finca, la migración de las zonas rurales a las urbanas puede tener consecuencias negativas en la productividad agrícola como resultado de la escasez de mano de obra rural.
Existen además otros factores de importancia e influencia directa sobre los procesos de migración como la escasez de recursos naturales y el cambio climático, que generan procesos y fenómenos extremos que dañan los rendimientos en forma significativa. Estos factores hacen que la agricultura familiar, que es en los países en vías de desarrollo pilar para la subsistencia de familias en medios rurales, no pueda generar verdaderas oportunidades e ingresos que permitan a la familia mejorar su nivel de vida, y se transforme en menos relevante económicamente.
Sumemos también el cambio necesario que la familia deberá realizar para suplir el papel del migrante que generalmente son los jóvenes de las familias y quien los reemplaza en las tareas son las mujeres, niños y adultos.
Cuando la agricultura familiar pierde importancia, y no existe impulso por parte de los gobiernos de desarrollar el sector rural-agropecuario que permita emplear a dichos jóvenes, la consecuencia inmediata es la reducción de las oportunidades para las jóvenes generaciones que buscarán una salida laboral en otros sectores de la economía. Los jóvenes que abandonan la actividad agropecuaria tienden a migrar a las ciudades, ocupando actividades informales en servicios de baja productividad y generando procesos de discontinuidad en la renovación generacional de las fincas. Esto conduce al envejecimiento de la población en las áreas rurales-agrícolas con fuertes impactos en la fuerza laboral disponible.
El sector agropecuario se encuentra inmerso en un continuo proceso de industrialización que trae consigo la necesidad del uso de paquetes tecnológicos que requieren especialización y paralelamente reducen la necesidad de puestos de trabajo. En esta situación, la posible introducción de nuevas tecnologías como solución tiende a “evitar” a las generaciones más adultas, que en general poseen menor predisposición para la adopción de cambios y adopción de nuevas tecnologías. Este sector de la población requiere de métodos de capacitación diferentes, que son más costosos y generalmente con menores resultados positivos.
Ofrecer soluciones a las necesidades de los jóvenes rurales deberán ir más allá de las actividades agrarias que se desarrollan en el espacio rural, y deben involucrar, entre otros aspectos, asuntos apremiantes como la salud y la infraestructura, además de los temas sociales, económicos, ambientales, jurídicos y energéticos. En otras palabras, servicios sociales e infraestructuras que soporten el desarrollo de jóvenes en las zonas rurales.
La formulación de planes holísticos de desarrollo rural, que aprovechen las interconexiones entre agricultura, seguridad alimentaria y migración del campo a la ciudad, podrán contribuir de manera efectiva a mitigar los efectos negativos de la migración sobre las poblaciones al borde de la seguridad alimentaria.
La migración rural está estrechamente vinculada no solo con la agricultura y el desarrollo rural, sino también con el desarrollo general de las sociedades (FAO, 2018).
*Director del Departamento de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Israel.