Los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México tienen un mandamiento que deben honrar cada torneo: ganarle al América. Lamentablemente para su causa, durante los últimos años, el América domina con suma facilidad el enfrentamiento y ha encontrado poca resistencia.
Para el americanismo, el encuentro ante Universidad Nacional dejó de ser una referencia de la temporada. Sigue siendo importante para el orgullo capitalino marcar territorio en este clásico, pero en lo futbolístico, hay equipos que representan un desafío más atractivo para el América.
La animadversión comenzó hace casi medio siglo, cuando los Pumas comenzaron a crecer y a desarrollar la identidad que les conocemos. En algún momento se consolidó este derbi como el máximo odio futbolístico de nuestro balompié, aderezado por la rivalidad de televisoras, cuando la había, en aquel México de un monopolio que tenía una incipiente competencia en la televisión pública.
El gradual alejamiento universitario del plano estelar en la liga (13 años sin título) y la cercanía con la empresa dueña del América desgastó la mutua aversión. La mayoría en la grada del Olímpico Universitario lo sabe bien: el rival acérrimo y perenne es el cuadro crema. A pesar de algunos seguidores de nuevo cuño, que han confundido la causa, desviando los valores y encaminando su rivalidad hacia el Cruz Azul o las Chivas.
Los Pumas pueden tener pique con estos equipos, pero con el América es distinto. Son el agua y el aceite, causas irreconciliables en materia futbolística… y más allá.
Porque el América es el equipo de Televisa, con todo lo que ello implica, mientras que los Pumas, pertenecen a la máxima casa de estudios de este país. Habrá que recordar aquellos primeros años de los universitarios siendo transmitidos por el canal de las estrellas. El rechazo llegó a tal punto, que las unidades móviles de televisión que eran desplazadas a CU tenían que ser pintadas de blanco y los futbolistas americanistas comenzaron a llegar en camionetas blindadas.
En algún punto, la pasión se desbordó y el juego dejó de serlo, sobre todo en Ciudad Universitaria. En el estadio Azteca todavía pueden convivir ambas aficiones, algo que es imposible de ver en la casa de los Pumas.
Ahora en Ciudad de los Deportes, el América juega con muy poca gente en la grada, pero la multitudinaria y entusiasmada parcialidad de los Pumas podrá darle color al encuentro de este domingo. Compromiso capital en el torneo, bisagra en las aspiraciones de ambos equipos.
La continuidad de Gustavo Lema al frente de los Pumas estaba en entredicho, pero llegó un bálsamo que le permite continuar hasta el final del torneo: dos victorias consecutivas.
Sin jugar brillantemente, el equipo universitario aprovechó dos encuentros seguidos en casa y se ubica en la quinta posición de la clasificación.
El partido del domingo ante el bicampeón es el momento toral para el orgullo azul y oro. La prueba para conocer el alcance de este equipo.