La medalla

Ciudad de México /

“No sueñes con ganar, entrena para ello”

Mo Farah

La medalla del maratón significa mucho para el corredor. Para alguien que no corre, podría parecer solo un pedazo de metal con un segmento de listón. Sin embargo, la medalla del maratón está construida por esfuerzo, sacrificio y disciplina. 

Me atrevo a decir que está compuesta por muchas pequeñas medallas que el corredor va obteniendo a lo largo de los meses, incluso años. Para obtenerla es necesario apegarse a un entrenamiento, lo que significa correr al menos 5 veces por semana, con sesiones diversas que combinan la velocidad y la distancia. El cansancio mental y físico se acumula, orillando al corredor a pensar en abandonar. Encontrar el tiempo para entrenar no es sencillo y los pretextos para cancelar la sesión son diversos; es necesario adelantar el despertador, sacrificar la hora de comida, o calzarse los tenis después de la jornada de trabajo. El corredor obtiene una pequeña, pero valiosísima medalla cada vez que para el cronómetro poniendo fin a una sesión.

El corredor debe descansar, adelantando la hora de ir a la cama para lograr la recuperación necesaria; él obtiene una medalla cada vez que logra amanecer fresco. Para conquistar la medalla del maratón el corredor debe equilibrar su dieta para obtener los nutrientes necesarios y  de ser posible, quitarse los kilos de más que pudieran mermar su desempeño.

Para obtener la medalla es necesario alejarse del alcohol, el tabaco, y cualquier otra substancia que atente contra la salud. Una de esas pequeñas medallas se obtiene los domingos, día en que se suele correr la distancia larga; compleja por los kilómetros que se deben correr, pero aún más  dado que los sábados suelen ser días de fiesta o entretenimiento que atentan contra la obediencia que se debe tener al despertador, y a la frescura necesaria para completar la sesión.

Habiendo intentado ilustrar el valor de la medalla del maratón, te comparto lo sucedido en el maratón de Edimburgo, en Escocia, realizado en días pasados, en el que muchos de los corredores que cruzaron la meta se quedaron sin medalla, porque por una u otra causa los organizadores no tuvieron las suficientes para premiar a cada maratonista.

Abastecimiento: La medalla que te entregan al finalizar el maratón, se lleva en la mente y en el corazón por siempre.

  • David E. León Romero
  • dleonromero@gmail.com
  • "Columnista en La Afición desde 2017. Especialista en maratones. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Administración Pública"
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