“¿Por qué correr? Tal vez por la necesidad de ponerme a prueba, por la necesidad de correr riesgos y la posibilidad de ser el número uno”
George Sheehan
¿Cuál es nuestro límite? ¿De qué depende que arranquemos o nunca decidamos hacerlo? ¿Qué permite que sigamos adelante o que nos detengamos? Todo lo que te propones y por lo que trabajas lo has logrado. Estoy seguro. Cuando te interesaste en correr, el inicio fue complejo, sin embargo, con el paso de los días, el hábito se fue construyendo. Poco a poco la distancia y el tiempo se fueron alargando, hasta cruzar esa primera meta que nunca se olvida. ¿Lo recuerdas? De ahí en adelante, los límites los has fijado tú, con la dosificación de tu esfuerzo, tiempo y disciplina.
Cada uno de nosotros encarna una historia de esfuerzo que se traduce en éxito. El catálogo es inmenso; las posibilidades también. Echemos un vistazo a estas historias e identifiquemos los factores transversales que las hicieron posibles.
-Es de todos conocido que la pandemia por covid-19 modificó radicalmente nuestros hábitos y actividades económicas y sociales. Kleon, jóven de 20 años de edad, fue víctima de la suspensión de los vuelos. Radicado en Escocia por motivos de estudio, no logró volver a casa en Grecia vía area y decidió emprender el viaje en bicicleta. Pedaleó por 48 días, cubriendo una distancia de 3 mil 200 kilómetros para reunirse con su familia.
-El Capitán Tom Moore, un hombre extraordinario de 100 años de edad, caminó durante 24 días con su andadera en el jardín de su casa para recaudar fondos para el sector salud de su país. Después de su extraordinario esfuerzo, fue nombrado caballero por la Reina Isabel y logró recaudar más de 32 millones de libras esterlinas.
-Juan Manuel Ballestero cruzó el Atlántico en una pequeña embarcación, privado de la posibilidad de abordar un avión y con enormes deseos de abrazar a sus padres. Navegó en la inmensidad del océano en completa soledad por más de 80 días para finalmente alcanzar su meta.
¿En estas tres historias cuál fue el límite? No existió. Ni el tiempo, ni la distancia, ni las pendientes, ni la mar, ni la vejez fueron condiciones para abandonar el esfuerzo y perder de vista el objetivo. Fueron la fortaleza mental, el amor y el carácter los combustibles necesarios para que los músculos realizaran una titánica tarea.
En muchas ocasiones todo parece nublado. Más ahora que el covid-19 se ha encargado de aislarnos, de provocarnos dolor, tristeza y frustración. Respira y ten calma. Identifica tus fortalezas. Te invito a seguir adelante, a luchar, a no darte por vencido. Sigue y persigue esos sueños, vence esas adversidades. Ánimo.
Abastecimiento: en estos días requerimos historias que nos remolquen. Lee el libro Corro porque caminar me cansa, escrito por Sergio Turull. Sergio ha conquistado diferentes retos de enorme proporción. Su historia te inspirará y motivará.