Milenio logo

La faena

Ciudad de México /

Hay buenas razones para pensar que no se ha dicho la última palabra sobre los aranceles que el gobierno de Donald Trump impuso a México y que entraron en vigor el primer minuto del martes. Una de ellas es el discurso sobre el Estado de la Nación que pronunció anoche el presidente Trump. (A la hora de escribir este texto no lo había hecho aún). Sabemos que a Trump le gusta el espectáculo. A lo largo del día, sus representantes en los medios anticipaban un discurso muy potente que iba a cimbrar a los estadunidenses por los resultados obtenidos en tan sólo 43 días. El objetivo aparentemente es mostrar a todos, pero en particular a su base, que América (como llaman a Estados Unidos) está de regreso y tiene un líder fuerte. A esta hora es realista imaginar a Trump cual torero lanzando capotazos triunfales: que logró que Zelenski aceptara iniciar, bajo su liderazgo, un proceso de paz, olé; que los europeos finalmente van a pagar por su seguridad, olé; que China ya no seguirá destruyendo el aparato productivo de Estados Unidos, olé; que ya se está atacando el anquilosamiento en el que se encontraba su burocracia, olé; que a los abusivos mexicanos y canadiense ya les dio también su merecido, olé.

A eso justamente podría estar reducido nuestro rol, a ser parte de su show. Por eso no hay que descartar que una vez salvada la fecha se replanteen o se ajusten los aranceles. Por eso hizo bien la presidenta de México en posponer su respuesta hasta el domingo. Con este “aliado” todo es posible, y lo fundamental desmerece frente a lo superfluo y lo frívolo.

Hay otras razones para no considerar que esto es un hecho consumado, son múltiples y deberían ser las principales, pero en el mundo que vivimos son secundarias: la caída de las bolsas, el temor de los productores y empresarios estadunidenses, las encuestas mayoritariamente desfavorables a los aranceles (en Estados Unidos), las críticas en la prensa, incluso de los principales aliados de Trump como el Wall Street Journal.

Una última consideración que lleva a pensar que no todo está dicho sobre la imposición de los aranceles a nuestro país es la supervivencia del instrumento de presión en sí mismo. Si Trump mantiene los aranceles al 25% sin tomar en consideración, sin sopesar, lo mucho que logró blandiendo la amenaza de imponerlos en términos de migración, de combate al tráfico de fentanilo y en comercio, mandará -no sólo a México- el mensaje de que de nada sirve responder a sus amenazas porque el motivo, en este caso de imponer los aranceles, en última instancia, no tiene relación alguna con lo que se esgrimió como razón para hacerlo. Que no hay relación de causa a efecto. Porque lo que nadie discute, ni en México ni en Estados Unidos, es que tuvieron éxito y que el gobierno de México respondió. En materia migratoria, en lucha contra el tráfico de fentanilo, en las conversaciones sobre comercio, México respondió. Incluso el gobierno de México envió a Estados Unidos a 29 criminales, cuidando que fueran de todos los grupos criminales importantes, para acallar cualquier señalamiento de que este gobierno esté protegiendo a un grupo criminal en particular.

Claudia Sheinbaum anunció que el jueves hablará con Trump. Esperemos. Hay que darle tiempo a este señor para que ejecute su faena.


  • Denise Maerker
  • Periodista con amplia trayectoria en medios de comunicación, ha sido la cara de importantes noticieros como "En Punto", y "Atando cabos". Su enfoque claro y directo en los temas de coyuntura la ha convertido en una de las figuras más confiables del periodismo mexicano.
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.