Solo una semana

Ciudad de México /

La terca realidad no da respiro. Hace solo una semana que Claudia Sheinbaum despacha como presidenta del país; solo una semana de que tomara posesión y ya sus habilidades para sortear las más diversas crisis están siendo puestas a dura prueba.

De entrada: la crisis constitucional en la que estamos metidos hasta el cuello. No hace falta ver si la Suprema Corte de Justicia declara inconstitucional la reforma judicial. Tema sobre el que los especialistas no se ponen de acuerdo: para algunos es impensable que la Corte analice una reforma aprobada por dos terceras partes de los integrantes del Poder Legislativo, para otros en cambio no se puede confundir el poder constituyente, soberano e ilimitado, con un poder reformador previsto en la propia Constitución, pero que no le permite atentar ni contra los derechos humanos ni cambiar la forma de gobierno definida en la Constitución de 1917. Más allá de esta discusión jurídica, lo que nos tiene en plena crisis constitucional es el desacato franco y desafiante de los ejecutivos (federal y locales) y de los legislativos frente a las decisiones de jueces y magistrados. Van más de cien. Son órdenes de los jueces para suspender actos de las autoridades: que no se discuta en los estados la reforma al Poder Judicial en tanto se determina si es violatoria de los derechos de los trabajadores del Poder Judicial, que no se publique en el Diario Oficial la misma reforma, que se abstenga el INE de iniciar el proceso de elección de jueces. Se puede pensar que no tienen sustento y que una vez analizadas tendrían que ser desechadas, pero que sean supinamente ignoradas manda un mensaje de que por la vía de los hechos despareció uno de los poderes del país con el consecuente impacto sobre la percepción que se tiene en México y en el mundo de nuestro Estado de derecho. Nada más y nada menos.

La Presidenta tendrá que sopesar sus opciones: seguir con la prisa desaseada que caracterizó al gobierno de López Obrador o más serenamente proceder con tiento para dar certezas a los trabajadores del Poder Judicial en huelga y tiempo para el desahogo de los amparos. Es cuestión de hacer política, pero no pinta fácil. La prudencia le será criticada por sus radicales, que lo verán como debilidad: ya escuchamos los llamados de Ricardo Monreal al abierto desacato y el símil de Fernández Noroña que describe la situación como dos carros que van uno contra el otro a toda velocidad y donde uno tiene que dar un volantazo final para evitar la colisión (una imagen que dice mucho de su espíritu conciliador). Y luego la oposición apostándole a la máxima crispación empujando a la Corte a abandonar la “autolimitación y prudencia” a la que invitó el ministro Alcántara Carrancá a sus colegas.

Dijo el viernes pasado la Presidenta que la reciente decisión de la Corte era una provocación, y sí, en eso se puede transformar; dependerá de ella saber manejarlo, y de paso, nos dará a todos una primera demostración de su pericia para manejar las crisis.

Pero esto no es todo: solo una semana y un grupo criminal hace alarde de su desvergonzado poder al asesinar salvajemente a su alcalde. Y Sinaloa sigue paralizado. Y no le dejaron dinero y los ojos del mundo de los negocios están a la expectativa de ver cómo resuelve el nuevo presupuesto. Y solo ha pasado una semana.


  • Denise Maerker
  • Periodista con amplia trayectoria en medios de comunicación, ha sido la cara de importantes noticieros como "En Punto", y "Atando cabos". Su enfoque claro y directo en los temas de coyuntura la ha convertido en una de las figuras más confiables del periodismo mexicano.
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