De Santa Teresa a la Nuova Frontiera

Ciudad de México /

Tullio Pironti era un editor italiano que se atrevía a publicar libros con crónicas de largo aliento, como “La larga noche de los fedayín”, lo mismo que traducía y apostaba por autores jóvenes o extravagantes extranjeros que con el paso del tiempo se volvieron referentes. La lista es larga. Va de Raymond Carver a Naguib Mahfuz.

Pero en Nápoles, su ciudad natal, lo recuerdan sobre todo porque combinaba su labor de editor literario con la de boxeador. Pironti tuvo más de medio centenar de peleas en el circuito de los peso welter de la Asociación Nacional Italiana de Box.

El que me habló de Pironti por primera vez fue otro editor, Lorenzo Ribaldi, quien se lanzó a la aventura de tratar de llevar a Europa, empezando por Italia, el periodismo narrativo latinoamericano, mediante una colección de la editorial La Nuova Frontiera.

Ribaldi no es un europeo despistado o deslumbrado por el charol —que lo hay— del movimiento latinoamericano de la crónica. Prueba de ello es que el primer libro que tradujo y publicó fue Operación masacre, de Rodolfo Walsh, libro que incluso en Latinoamérica no ha sido lo suficientemente valorado (hasta hoy no conozco ninguna escuela de periodismo mexicana que lo tenga en su bibliografía).

Walsh, junto con Ricardo Garibay, entre otros escritores y periodistas latinoamericanos, son precursores del movimiento de los últimos tiempos impulsado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, de Gabriel García Márquez. Para los lectores italianos, La Nuova Frontiera, además de Operación masacre, ha publicado una recopilación de la estupenda escritora peruana Gabriela Wiener y otra de la cronista mexicana Alma Guillermoprieto.

Ribaldi no solo está traduciendo libros periodísticos al italiano: dice que está intentando traducir un género que no existe en Italia en estos momentos. Por ello su cruzada ha tenido el suspense de una larga y reñida pelea de box. La Nuova Frontiera no deja de librar rounds en una contienda que, aunque parece perdida, es hermosa.

Al igual que Pironti, Ribaldi es un editor cuya rutina no se ciñe solo al mundo de la edición. En este caso no estamos ante un editor-boxeador, sino ante un editor-motociclista que en medio de la Feria del Libro de la ciudad recorre las frías calles de Roma en su Ducati TS3, con rumbos desconocidos que evoco ahora que paso por Santa Teresa.


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