A finales de 2023 el EZLN lanzó una iniciativa para compartir sus tierras, inspirado en la lucha de sus abuelos que optaron por huir “en montón” de la crueldad de las fincas y sembrar en común
SERIE PERIODÍSTICA “POETAS ZAPATISTAS” / CAPÍTULO IV
A principios de este siglo, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) realizó una histórica movilización por los derechos de los pueblos originarios enmarcada en la Marcha del Color de la Tierra y la participación de la comandancia zapatista en la tribuna del Congreso de la Unión.
Sin embargo, la clase política mexicana —incluyendo buena parte de quienes gobiernan en la actualidad— traicionó la oficialización de los Acuerdos de San Andrés que reconocían la autonomía indígena. Así fue como desde 2003 el EZLN implementó en sus territorios la práctica de un sistema autónomo de gobierno, al margen de partidos políticos y autoridades oficiales.
Durante casi veinte años, la aventura zapatista resultó una experiencia reconocida por otros movimientos sociales, organizaciones políticas independientes, académicos, artistas y sociedad civil en general, pero a finales de 2023, los zapatistas anunciaron la disolución de sus Juntas de Buen Gobierno, órganos centrales de dicho proceso, tras considerar que habían repetido algunos vicios de poder.
A la par de la reestructura de su sistema de gobierno, el EZLN anunció el lanzamiento de una iniciativa mediante la cual ha decidido compartir sus tierras recuperadas a otras personas y colectivos, aunque no sean zapatistas. ¿De dónde surge esta nueva idea llamada “El común”?
Tras la mesa en San Cristóbal de las Casas en la que diversos analistas e intelectuales hablaron sobre la crisis capitalista actual, los zapatistas compartieron algunas anotaciones, reflexiones y testimonios de la genealogía de su nuevo proyecto ya en marcha.
En el acto celebrado en la Universidad de la Tierra, una mujer zapatista comenzó el relato colectivo precisando que la nueva aventura colectiva que están llevando a cabo no la habían encontrado en un libro ni en un manual.
“…Ni tampoco somos comunistas”.
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Lo que queremos decirles es que gracias a nuestros abuelos, nuestras abuelas, bisabuelos y bisabuelas, que nos comentaron de cómo era la vida cruel e inhumana que vivían en las fincas, fue por esa necesidad que nos obligó a estudiarlo, por esa crueldad inhumana que vivieron nuestros abuelos y abuelas.
Hasta da coraje decir lo que ellos vivieron, nuestros abuelos y nuestras abuelas en las fincas, pero es ahí donde nosotros tuvimos que estudiarlo. Estamos hablando de los sesenta, ochenta años que vivieron nuestros abuelos en las fincas. Entonces, en ese momento cruel e inhumano que vivieron nuestros abuelos, ellos sufrieron muchos golpes. Los colgaban en los árboles y los mataban.
Y ni se diga de las abuelas: las violaban delante de los abuelos. Y el derecho de la pernada que dicen los patrones. Es ahí donde nosotros estudiamos cómo era la vida en la finca. Y ni se diga de los niños y niñas, de los ancianos y ancianas. Para ellos no era vida, vida era para el patrón, pero para nuestros abuelos nada es vida.
Entonces, en esa finca, como decimos que no era vida, algunos querían salir huyendo uno por uno, pero no podían. ¿Por qué? Porque estaba ahí el capataz o el mayordomo y los alcanzaba y los mataban.
¿Por qué salen huyendo nuestros abuelos? Porque no se aguantaban lo cruel, lo inhumano que sufrían ahí, en las fincas. También es ahí donde se vio que querían salir, pero no pueden. ¿Por qué? Porque estaba el patrón también en eso, como decimos, en lo cruel y lo inhumano.
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Así fue como empezaron a hablarse nuestros abuelos. ¿Qué hay que hacer para salir de esa finca con el patrón? Empezaron a juntarse en grupitos a decir: hay que salir, hay que huir, pero en grupitos, igual como hoy está el capataz y el mayordomo vigilando. Querían salir huyendo los abuelos y los alcanzaban y los traían arrastrando en el caballo y llegaban delante de los patrones y les preguntaban: ¿Quién organizaba ese grupo? Y nadie dice, porque nadie habla.
Lo mata luego a uno para que así tengan miedo, y nuestros abuelos y abuelas dijeran, pero por más que digan que quién fue que organizó ese grupito, los mataban delante de los demás trabajadores, para que así dijera el patrón que no pueden salir huyendo más, que tienen que obedecer el patrón. Es lo que decían.
Como entonces eso no era vida, ahí hay hambre y sed, cansancio. Entonces no se quedaron así nomás nuestros abuelos y abuelas, sino que empezaron a platicar nuevamente cómo hay que hacer, qué hay que hacer para poder salir de las fincas. Y decían los abuelos de que sí, ya vimos que si salimos en uno por uno nos matan y si salimos en grupos igual nos matan, entonces, ¿qué hay que hacer?, decían. Y ellos deciden que hay que salir en montón, en bola, para que así podamos salir en este cruel, inhumano de la injusticia que viven.
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Y es ahí donde toman esa fuerza de salir en montón, en bola, que decimos nosotros. Así salen huyendo nuestros abuelos. Y el patrón, cuando vio que salen huyendo en montón, en bola, manda a su capataz, su mayordomo o su caporal a alcanzarlo decía: vayan y alcanza y lo trae.
Porque es como de por si él mandaba en las fincas, pero como se dice que en montón, en bolas, ya estaban nuestros abuelos, es ahí cuando por más que quieren llegar los capataces a que alcanzara y que los agarrara y los trajera de vuelta con el patrón, ya no pudo. ¿Por qué? Porque ya son un montón nuestros abuelos. Es ahí donde se vio la fuerza de ellos. Y salieron huyendo a las montañas, a los cerros, así, en bola y en montones, nuestros abuelos.
Y es ahí donde llegaron, en las montañas y donde pensaron cómo hay que hacer para sobrevivir y decían unos de que si vamos a hacer nuestro frijol, nuestras milpas cada quien, va a venir el patrón y nos va a llevar de regreso a la finca, decían. Entonces, lo que hay que hacer es hacer nuestra milpa en común, hacer nuestro frijol en común para que así no nos venga a llevar otra vez el patrón, decían. Y fue uno de los ejemplos que ellos vieron, de que en común, en montón, como decimos nosotros, sí tuvieron esa fuerza y ya no regresó con los patrones.
Fue uno de los ejemplos que dieron en las otras fincas que vieron, que los otros mozos de que sí se puede en montón, en bola salir de esa explotación que vivían nuestros abuelos y abuelas.
Y es ahí donde nosotros sacamos esa idea de cómo sí se puede en montón, en bola. Sí se puede hacer algo, entonces es lo que yo quise compartir sobre la genealogía del común.