¿Por qué no claudicó Mario Bezares?

Ciudad de México /

SERIE PERIODÍSTICA “El ESTIGMA BEZARES” / CAPÍTULO XI

Mario y miembros del programa Acábatelo. CARLOS RANGEL

Se va acercando el final de esta primera temporada de textos sobre la historia de Mario Bezares a partir de una investigación independiente del asesinato de Paco Stanley y de una serie de entrevistas realizadas un año antes de su ingreso al reality show de La Casa de los Famosos.

—Oye, Mario, tras salir de la cárcel, después de todo ese andar y experiencias, ¿nunca dudaste en seguir en la farándula, nunca te asqueaste de la farándula?

—Fíjate que no. Es lo que te digo: Yo no trabajo, voy a divertirme y encima me pagan. Cuando salí, volví a recuperar toda mi confianza en un programa que duró 15 años, el cual se llamó Acábatelo. Imagínate que fue punta de lanza de Multimedios para abrir nuevos mercados en la República mexicana, Estados Unidos y Centroamérica. Luego entramos a Sky, después fuimos a televisión abierta y algún día tenía que terminar, pero imagínate todo lo que estuvimos presentes con esas generaciones.

A partir de 2006, una niña que tenía 15 años que nos seguía, al rato ya tiene 30 años e hijos, o de los niños que tenían cinco años, ahora ya tienen 20 años… Todas esas generaciones que te siguen todavía y a las que les provocas una felicidad, ¿con qué lo pagas? Con nada. Por eso me encanta Monterrey, por eso amo Monterrey.

—Trato de ponerme en tus zapatos al vivir en una experiencia como la que tuviste, para luego salir todavía y buscar entretener a la gente. No cualquiera tiene ese temple. ¿Qué es lo que te mantiene?, ¿qué te da esa posibilidad de seguir en un entorno así?

—Primero que nada, mi conciencia tranquila; segundo, el que fui una víctima; y tercero, el don que Dios me dio. —¿Tú que don tienes o qué puedes hacer por la comunidad, Mario? —hacer reír. Yo creo que es muy satisfactorio el que tú provoques una sonrisa o una carcajada, con eso ya se te llenó el día. Ver a una persona con discapacidad, que se acerque a ti y que te dé ese gran amor.

O personas que te encuentran en la calle y te dicen, es que tú le hacías la tarde a mi mamita que ya falleció, pero cuando estaba enferma, no tienes idea de cómo se divertía contigo. Son cosas que no las pagas con nada y dices señor, gracias, caray, que me das eso. Por eso nunca claudiqué ni nunca dije que me retiraba de todo esto, porque lo sé hacer.

—¿Cómo trabajas ahora? Te vi hace unos meses en un pequeño club de comedia a las afueras de Monterrey. ¿Cómo te preparas para ese tipo de shows?, ¿cómo es estar ahí arriba en el escenario hoy en día?

—Siento la vibración de la gente de que te van a ver con gusto. Ya ahí, de alguna manera estructuro, porque no soy standupero. Te puedo platicar algunas anécdotas o algunas situaciones chuscas que me pasaron, pero no soy un standupero que se va y que juega con las situaciones o vidas de otras personas o de su propia vida, yo no, yo estructuro mi show.

Por decirte, entro con Cangrejito Playero y, si te diste cuenta, tengo mucho contacto con el público. Me bajo al público con cangrejito, luego ya empiezo con las edades en cuestiones de las enfermedades de la próstata, de los ruidos de papá y cuento chistes de viejitos; después, sobre eso ya me voy a buscar el Gallinazo, porque todo el mundo me grita Gallinazo, entonces, como no puedo bailarlo ahorita porque tengo lastimada mi rodilla, subo gente a que baile el Gallinazo.

Ya ahí, juego con las parejas sobre cuánto tiempo llevan casados… Creo que a ti te tocó que te preguntara con tu acompañante Bebo (se ríe)… Después canto una canción, bajo a bailar con el público… Creo que todo eso te lo agradece el público, porque no todos hacen eso. Es más, me atrevo a decir que nadie hace eso.

Ya al final remato con un rocanrrolito con el público. Todo eso lo voy construyendo, fabricando bromas, cotorreos y juegos dentro del público que se presta para eso, porque yo no ofendo, no le falto el respeto a nadie, solo juego y jugamos.

Hago una hora de show, porque siempre he dicho que no hay que cansar a la gente. Ya luego me quedo otro rato para tomarme fotos, como veinte minutos más de la gente que está esperando. No termino y me voy, como la mayoría lo hace. Me quedo y nunca he cobrado por una foto.

—Veintitrés años después, pese a que se escribieron y se difundieron miles de notas, se hizo una investigación judicial, muchas investigaciones periodísticas y de todo tipo, pero veintitrés años después no hay verdad ni justicia en torno al asesinato de Paco Stanley. Me pregunto si en un caso que tuvo tanta atención, tanto esmero de las instituciones y los medios, sigue sin ser resuelto, ¿qué le puede esperar al resto de los casos que forman parte del sistema de justicia en México?

Si te salieras un poco de esta historia y la vieras como espectador, ¿qué pensarías de todo este show que es la justicia mexicana?

—Todo eso es lo que ocurrió justamente porque las autoridades no hicieron su trabajo como debería de ser. Estaban tratando de buscar un culpable por cuestiones políticas de lo que tú quieras, resolverlo fugazmente porque venían elecciones y tenían que buscar la manera de que se resolviera, pensando que toda la ciudadanía se iba a volcar hacia el mejor amigo de Paco. Que ese amigo había sido y punto, se acabó.

A causa de esto, por todo lo que se impuso, la impunidad sigue hasta la fecha. Porque no hay realmente personas que se dediquen a buscar o a indagar realmente lo que es el meollo del asunto. Desafortunadamente, tenemos cosas como que de repente hay una muerte de una mujer y dudan del marido… muere un hombre, dudan de la hermana, que si se muere en una ronda un jefe, ah, pues el trabajador... Todo mundo se siente perito o detective, juez o criminólogo, pero en el gobierno se necesitan realmente expertos en criminología, se necesita de ese tipo de escuelas para que realmente haya investigaciones de fondo, porque si no vamos a seguir con lo mismo.

—¿Cómo crees que sea recordado Mario Bezares y cómo te gustaría ser recordado?

—Pues la gente que me quiere, que me recuerde como la persona que hizo reír algún día a muchas familias y a mucha gente; otras personas igual dirán que ya me llegó el karma.

Espero que por medio de todo esto que estamos haciendo se den cuenta que realmente yo no tengo nada que ver con lo que sucedió. Que se den cuenta de toda esta investigación que estás haciendo y que tengan pruebas fehacientes para decir. ¡Mira, lo que te estamos entregando o mostrando para que te des cuenta de que realmente fue una cuestión de una injusticia!

Yo no quiero ser un mártir ni nada, sino simplemente que quienes están equivocados en su opinión sobre mí, lo entiendan. Es de humano que digamos que nos equivocamos.

Por ejemplo, sobre el tema de mi hijo. ¡Mi hijo es mi hijo! Si quieren una prueba de ADN, tú dime dónde me la hago, no hay ninguna bronca. El ADN es de por vida, papacito de mi vida, si alguien piensa que es hijo de Paco, pues es muy sencillo, aquí está, tengo el ADN. No lo quise traer, pero están las pruebas. Ni me molestan ni me hacen daño ni me ofenden ni me agreden los que dicen lo contrario, porque es una opinión que me viene valiendo cacahuate. Nosotros sabemos quiénes somos.

Entonces, ¿cómo me gustaría que me recordaran? Como un simple mortal que se dedicó a tratar de hacer reír y que si alguna vez esbozaste una sonrisa por medio de mi persona me doy por bien servido. 

(CONTINUARÁ…)


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