SERIE PERIODÍSTICA “EL ESTIGMA DE BEZARES” / CAPÍTULO XII
Mi nombre es Alan Rodríguez Jiménez. Tengo 25 años. Soy virgo, mi color favorito es el morado y el naranja. Estudio Comunicación en la Universidad Regiomontana. Me gusta producir música. Domino completamente la producción musical, me gusta hacer house, me gusta ser DJ, me gusta tocar en clubs en la noche y ser productor audiovisual de día. ¿Qué más te puedo contar sobre mí? Algo que estoy olvidando. Tengo una marca de producción musical que se llama Bandido Brothers, hacemos música house en español. Es un movimiento que le estamos poniendo Mexican Group Music, un género inventado por este loco.
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Primero que nada, quiero hacer entender a quien lea esto que es la primera vez que hablo del tema. Jamás en mi vida había hablado. Esta entrevista, para mí -sí quiero hacer énfasis de ello-, representa encarar un problema que nunca en mi vida había encarado. Me representa demasiado valor estar aquí. ¿Por qué? Porque todo lo que digas va a ser usado en tu contra, porque una mentira se repitió tantas veces que se volvió verdad que hasta la persona que está involucrada en la mentira se lo empieza a creer.
Así es que me da miedo hablar. Inclusive, te puedo decir que estoy temblando. Así es como reacciona mi cuerpo, pero no es por el hecho de que esté nervioso: estoy ansioso de que por fin alguien se puso en el lugar de nosotros y nos está investigando, pero no con el afán de hacernos menos ni de menospreciarnos ni de ignorar nuestra palabra ni nuestra verdad ni nuestro honor como familia Bezares.
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¿Cómo empieza esto? Mi vida empieza desde el día cero. Desde que nací, desde el día que hice mis primeros pasos, todos mis recuerdos, son parte de una polémica, todo es el ojo del huracán. El que me estén viendo, que me estén criticando, juzgando, y tú como niño vienes a este mundo a conocer, a explorar, a divertir, a gozar, a encontrar...
Y pues obviamente el ser juzgado y el estar en el ojo del huracán repercutió mucho en mí, tanto en mi manera de hablar, porque yo tartamudeaba mucho, como en mi manera de expresarme, de hacer amistades, sin embargo, siempre fui un niño muy feliz. No me puedo quejar, la verdad, mis papás me dieron todo. Yo siempre los admiré toda mi vida.
Nunca vi a mi papá como un villano o a mi mamá como una villana, aunque había gente que me lo quería plantear así. Entonces eso es un poco extraño, porque vas en contra de mucha gente, porque la gente habla pestes y tú ves algo completamente distinto en casa, porque lógicamente, tú como estás en casa, ves a esta pareja hermosa, ves mucho amor, ves demasiada compasión, demasiada libertad…
Algo que le puedo agradecer a mis papás es que me dejaran explorar. Explorar. Nunca me detuvieron, siempre estuvieron ahí, y eso para un hijo es increíble, el tener un apoyo, porque he hecho demasiadas cosas: He creado mi marca musical, he creado un canal de YouTube muy exitoso, he fotografiado muchas construcciones, he viajado, he crecido, me he caído, he aprendido...
Tengo 25 años, aún sigo aprendiendo y espero llegar hasta donde se pueda, sobre todo con un papá que tengo tan talentoso. Quiero llegar a ser como él, igual.
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El estigma empieza más que nada cuando de chavo quieres tener amigos y te dan la espalda. Cuando llegas a casa de alguien y no te quiere dejar entrar porque eres hijo de un asesino, supuestamente.
Eso para mí es muy duro porque mi papá es mi papá. Mi papá no es así. Puede ser todo excepto un cobarde, un asesino. Es alguien que siempre va a dar la cara, siempre. Él no huyó, no escapó, pese a que le dijeron, ‘cabrón, te van a inculpar’. Él se quedó. ¿Por qué? Por su amigo.
Yo le preguntaba molesto -quería, no sé, de cierta manera, agarrar coraje a Paco Stanley-, pero él nunca me dejó, para nada. Si tú hablas del señor Paco Stanley en casa debes tener cuidado, porque él lo ve como un héroe, como su mejor amigo, como una persona que daría la vida por él.
Te voy a comentar lo del baño, porque todo mundo habla de lo del baño. Mi papá, desde que yo estoy chiquito, cada vez que vamos a un restaurante llega, se mete al baño, comemos, acabamos, nos retiramos, él se va al baño y se me hace que la polémica que hubo en Tik Tok en la que hizo lo del baño y se lo estaban madreando unos comediantes diciendo: “Oye, voy al baño” y todos los que estaban decían preocupados: “No, no, espérame, espérame...”
Entonces eso se me hizo muy gracioso y, como somos muy bromistas en la casa -mi papá es la persona más simple que conozco en la vida y yo agarré todo, todo de él-, pues se me ocurrió a mí hacer la broma de hacer lo mismo, diciendo: “No, espérate, espérate”.
Cuando lo hicimos en el restaurante, todo el mundo se empezó a reír. Entonces dijimos, esto es una joya. Y como ya pasó tanto tiempo de esto, pues bromeamos, además, yo me pregunto ¿por qué todo mundo puede bromear con esto, puede hacer un chorro de cosas y nosotros no? “Ah, bueno, porque eres culpable”, dicen algunos.
“Ah, ¿soy culpable? Pues mira cuánto me voy a reír en tu cara para demostrarte que no es cierto, para demostrarte que no me da pena ser lo que soy.
Entonces, por eso hablo contigo ahora también. A partir de ese punto en el que somos inocentes, y de que yo no soy hijo del señor Stanle, de que mi papá no es ningún asesino ni tuvo nada que ver con su muerte y de que mi mamá no es ninguna puta...
(CONTINUARÁ…)