Pronto será entronizada la señora Sheinbaum como la primera mujer Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, y eso a consecuencia de una elección de Estado en la que el Presidente de la República se entrometió inconstitucionalmente en el proceso electoral, dispuso de los recursos públicos (materiales y humanos) para hacerla candidata, dirigirle su campaña y, con su poder de mapache mayor, lograr una copiosa votación para ella.
Los truhanes electorales saben que del tamaño de sus trampas debe ser la cantidad de sus votos respecto de sus competidores. Si es poca, se podrá anular el proceso; si la diferencia es enorme quedarán impunes sus mapachadas y el triunfo será “legítimo, contundente, inobjetable y rotundo”.
Las mismas autoridades que acreditaron las trapacerías de Tartufo próximamente declararán legal y válida la elección presidencial. ¿Por qué? Porque fue enorme la diferencia de votos entre la primera y la segunda competidora; y eso dejará sin castigo las trampas.
Si dentro de pocos días quedará “validada” la elección de Estado ¿qué le espera a México?. Pues, las cartas están abiertas: habrá más de lo mismo. La agenda de Gepeto será cumplida religiosamente por su criatura; las 18 iniciativas de cambios constitucionales “van porque van”; el “buei tlatoani” seguirá dominando, y nada ni nadie detendrá la destrucción de las instituciones.
El Poder Judicial y la mayoría del Congreso estarán absolutamente sometidos al verdadero Ejecutivo, aunque se oculte en los pantanos de Tabasco. La educación pública le dará a nuestra juventud más universidades gansito, llamadas Benito Juárez del Bienestar; los servicios de salud seguirán deteriorándose, y continuará el embuste de que pronto serán “los mejores del mundo”; la delincuencia mantendrá al gobierno coludido y atrapado; los demás servicios públicos seguirán siendo indecentes; la política exterior continuará aliada a dictadores; la economía nacional tendrá altos desafíos, por la inseguridad jurídica, su crecimiento raquítico, la falta de recursos, y mayor compromiso en gasto social y pagos de deuda.
La política oficial será la misma: maicear cada vez más a sus “mascotas” a cambio de sumisión (porque un pueblo maiceado es fácilmente gobernado) y seguirá la verborrea patriotera sobre los “pueblos originarios”. Más becas darán más poder al gobierno, aunque siga siendo mentiroso, inepto y corrupto. Tales mentiras y desvíos siempre son eficaces porque hay hambre, ignorancia o cobardía en muchos mexicanos.
La señora Sheinbaum simplemente ejecutará órdenes; y al imperio yanqui (que nos tiene pisado el cuello) lo desafía con el bla, bla, blá de que “somos una nación independiente, libre y soberana” ¡Qué ternura de señora!
Sin educación y cultura cívica, México seguirá sufriendo la involución social.