El Tercer Imperio

Ciudad de México /

Los recientes cambios constitucionales (y los que están en trámite) aniquilan nuestra vida republicana. Los tres Poderes de la Unión serán calaveras colonizadas por gérmenes patógenos, pues se ha instalado en nuestra patria el Tercer Imperio.

Estando el Poder Legislativo dominado por meretrices de la política que se contorsionan impúdicas al ritmo de la música que les llega del Palacio Nacional; habiéndose socavado la independencia del Poder Judicial; y al carecer de vigilancia y control el Poder Ejecutivo, los mexicanos quedamos de facto sometidos a un Imperio, con la rutilante soberana recientemente llamada por Tartufo “Carlota I”.

A pocos días de su coronación ha demostrado su talante autoritario, faccioso y burlón. Van algunos ejemplos:

1) En vez de impugnar las resoluciones judiciales que le incomodan, simplemente las desacata (igual que Tartufo) alegando que “ningún juzgador está por encima de la voluntad del pueblo”, y que la reforma a la judicatura “va porque va”. Por supuesto, ella encarna la voluntad del pueblo y todo mundo debe callar y obedecer.

2) Ya notificó a los disidentes, a los juzgadores y a los representantes de los organismos autónomos que no los recibirá, que se reserva el derecho de admisión en el palacio (ahora amurallado) que, sin pedirnos permiso, construyó y habitó Hernán Cortés.

3) Con risita majadera aplaudió el regreso de los jueces a sus labores.

4) Mintió cínicamente al afirmar que “los mexicanos están listos para iniciar la construcción del segundo piso de la cuarta transformación”, a sabiendas de que millones de mexicanos rechazamos esa porquería, ideada e impuesta por quien a ella impuso.

No obstante, la emperatriz tiene frente a sí la desafiante realidad: un México polarizado, empobrecido y ensangrentado; endeudado, como jamás en su historia, por quien se comprometió a no endeudarlo; un país con nefastos servicios de salud, con la educación, la ciencia, la tecnología y la seguridad abandonadas, con demandas sociales crecientes; ese México del que desconfían inversionistas nacionales y extranjeros porque la ley no se respeta y se cambia a contentillo de un pelafustán; ese México desamparado frente al crimen organizado y al crimen desorganizado hecho gobierno.

En esa tesitura los ciudadanos debemos superar el victimismo, la indolencia, la cobardía y el acomodo fácil y chapucero. Nos corresponde luchar por la unidad nacional y emprender la enorme tarea de reconstruir nuestras instituciones republicanas, y poder vivir en un Estado democrático y de derecho. Estamos obligados a ocupar las trincheras desde las cuales demostremos al mundo que aún hay dignidad y reservas morales en nuestra patria.

Enfrentemos la adversidad sonriendo, conscientes de que no se trata de luchar para morir por la libertad, sino de vivir en ella.

  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.