Genaro García Luna

Ciudad de México /

Quienes sacan raja de las injusticias las promueven; y es indecente culpar sin pruebas a los adversarios políticos, o exonerar de la misma manera a los aliados.

Navego a contra corriente en el escandaloso caso de García Luna, con quien solamente crucé un saludo una tarde en un centro comercial. No defiendo su desempeño como servidor público, por la sencilla razón de que son evidentes sus conductas reprobables, como el montaje publicitario en el caso de la francesa Florence Cassez.

Voy a contra corriente al no participar en el linchamiento mediático orquestado en su contra por el oficialismo mexicano, y al expresar indignación por la abominable sentencia que le impuso el corrupto sistema de justicia yanqui.

Sostengo con rotundidad ese rechazo por múltiples consideraciones, que en razón de espacio expongo sólo algunas:

1) Los gobiernos yanquis más que combatir, administran el negocio de las drogas en su territorio, pero lo persiguen en los demás países. Decenas de millones de ciudadanos son consumidores, y cientos de miles de millones de dólares, producto de esa industria, nutren con naturalidad su economía.

2) La DEA, la CIA y el FBI operan legal y subrepticiamente en el mundo entero, violando soberanías y conculcando derechos humanos con absoluta impunidad.

3) Los extraditados (principalmente mexicanos) le representan suculento negocio: obtienen de ellos enormes sumas de dinero, y con sus delaciones (verdaderas o falaces) someten a gobiernos, “documentan” persecuciones, y liberaran o reducen sentencias a sus “testigos colaboradores”.

4) El caso García Luna es uno más, aunque de la mayor relevancia: En ese pútrido sistema de justicia, al juez le bastaron únicamente los dichos de criminales confesos y sentenciados (antes perseguidos y capturados por García Luna) para insultar e imponer al reo una larga prisión. No se ha dado a conocer ningún otro dato de prueba en ese expediente criminal, pero las declaraciones interesadas e inverosímiles de mafiosos decidieron la vida de un mexicano y su familia, ahora linchados por su propio gobierno y por no pocos de sus connacionales. Estamos ante tres felonías: la sentencia, el linchamiento lopezobradorista y su coro de matraqueros serviles.

Los gobiernos del mundo dan asistencia consular a sus ciudadanos, pero el de aquí azuzó a su jauría para que destrozara a su presa.

Pd. El integérrimo gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, dijo que al ser candidato pidió “permiso y ayuda” a grupos delincuenciales (lo que prueba su involucramiento con ellos) no obstante, recibe el respaldo mafioso de Tartufo, de la emperatriz y de los lambiscones “constituyentes”, debiendo ser defenestrado y llevado a juicio.

Y sobre ese estercolero construirán el “segundo piso”. ¡Qué maravilla una mujer en la presidencia!, ¡lástima que sea esta!


  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
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