Hablando de concursos

Ciudad de México /

Si hubiera un concurso mundial para coronar al gobierno más corrupto, pendenciero y mentiroso, Morena, la 4T o como usted quiera denominar a ese bodrio sería un formidable competidor.

El tal Movimiento todo lo corrompe y con su llamada “transformación” sólo destruye. Es nauseabundo su cinismo para evadir sus responsabilidades. El despilfarro del dinero público y el bandidaje rampante en éste y el anterior gobierno han eclipsado a los escándalos del pasado. La destrucción y prostitución de instituciones son devastadoras. Al ser un auténtico narcogobierno comete alta traición y es crimen de lesa patria. Por eso y más, ese mazacote de truhanes podría alzarse con el galardón, por su prodigiosa capacidad para robar, destruir, distraer y traicionar.

Las ocurrencias de estos mentecatos son rutinarias. Van dos ejemplos:

1) Tartufo (el que decía “prohibido prohibir”) al imponer en la Constitución como delito el negocio de vapeadores le creó otro mercado negro a la mafia.

2) La arpía (“con A de mujer”, diría la susodicha) nos divierte con la genialidad de que resolverá el desabasto de medicinas con 500 carritos tamaleros llamados “Farmacias del Bienestar”. Y la lista de estupideces es infinita.

Ante el desastre administrativo, sólo excusas y mentiras; y los brutales saqueos al erario merecen la cínica negación palaciega, seguida de cualquier cantidad de distractores para solaparlos.

Si la población reclama por los asesinatos del líder limonero, de Carlos Manzo y de muchos más, ella responde que los denunciantes y periodistas son viles “buitres carroñeros”.

Si la economía nacional decrece al cero punto nada, es culpa de la “derecha conservadora”.

Si huyen capitales por la violencia y la inseguridad jurídica, el gobierno tiene “otros datos”.

Si aumentó la deuda pública al doble del acumulado en toda nuestra historia, fue un manejo patriótico de la economía.

Si su mayoría espuria en el Congreso despoja a los campesinos, aparece Tartufo (como “historiador y politólogo” entre gallinas y guajolotes) afirmando que “Cortés inventó que los indígenas ofrecían corazones humanos a sus dioses y que eran antropófagos”.

Dicen que “el pueblo vive feliz, feliz”, que en 2026 derramarán mil millones de millones sobre sus adoradas mascotas y que las únicas multitudes patrióticas (como la de anteayer) son las acarreadas en miles de camiones con cargo al erario.

No le servirá a la jauría proclamar su “austeridad republicana” mientras se atasca de dinero hasta vomitarlo, será dominada por millones de mexicanos si deciden salvarse de este infierno, ser libres, vivir en paz y progresar.

Debemos organizarnos y saturar las urnas en el 2027, convocando a los pobres para que no renuncien a los subsidios oficiales pero que voten para romper sus cadenas y sea respetada su dignidad humana. 


  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
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