La política, sin ética, es carroñera

Ciudad de México /

La verdadera política debe entenderse como el esfuerzo generoso para lograr bienes públicos, pero, en la realidad, esa actividad está determinada por ideas, ideales, sentimientos, resentimientos, talentos, torpezas, intereses, pasiones, circunstancias y ambiciones de poder, porque la política es tarea humana, no de iluminados.

Por eso, todo comportamiento ético en la vida pública es altamente valioso, y eso ha sido la renuncia de Santiago Creel. Como en todo su derrotero, en sus luchas sociales y políticas, puso ahora, por encima de todo, el bien común. Cumplió con su deber de luchar en beneficio de la nación, y no de sus intereses personales. Demuestra vivir, de verdad, el lema con el cual nació el PAN hace más de ocho décadas: luchar por una patria ordenada y generosa, y una vida mejor y más digna para todos.

Una vez más se prueba cómo quien actúa con decencia, y lo mueve un propósito superior, hasta perdiendo gana. Santiago creció al entender el momento político y escuchar a quienes le pedían apoyar a Xóchitl Gálvez por considerarla como la mejor posicionada socialmente para enfrentar a la turba oficialista y, en su momento, la catástrofe heredada por este gobierno inepto y corrupto, en toda la extensión de la palabra.

Cuando se pergeñaba el Frente Amplio por México, para lanzar una candidatura presidencial de oposición e impulsar un gobierno de coalición, expresé a muchos organizadores mi preocupación por los obstáculos existentes en ese nuevo camino. ¿Cuáles obstáculos? Entre ellos, uno grave: la dificultad de armonizar las pretensiones de los grupos sociales participantes en ese Frente con los intereses del PAN, el PRI y el PRD como partidos políticos. Requieren ir unidos para enfrentar con éxito a Morena, PT, Verde y gobierno federal en una elección de Estado, peor a las padecidas 30 años atrás, porque ésta estará en manos de trogloditas, de verdaderos cavernarios incapaces de respetar de manera alguna la ley y las instituciones.

Señalé, también, el riesgo (actualmente a la vista) de no lograr elegir la candidatura con más respaldo social, siendo ese uno de los objetivos principales. La eliminación de Enrique de la Madrid benefició a Beatriz Paredes porque puede unificar el voto priista. La renuncia de Creel beneficia a Xóchitl Gálvez porque puede producir el mismo efecto en el voto panista, y no está asegurada la candidatura de la más popular, pues, además de la encuesta, votarán los ciudadanos promovidos para tal efecto por los tres partidos y las organizaciones civiles organizadoras de este esfuerzo. Los resultados de esos ejercicios pueden ser contradictorios y su ponderación será determinante, pero esas fueron las reglas.

Ojalá esta odisea termine con un gobierno de coalición honesto, capaz y verdaderamente al servicio de México.


  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
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