Por una Patria ordenada y generosa

Ciudad de México /

Son grandes, pero ciertamente superables, los muchos obstáculos que enfrenta este proceso electoral, en el que está en riesgo nuestro sistema democrático y, consecuentemente, el Estado de Derecho y el futuro mismo de la Nación.

Van unos ejemplos:

1. Es evidente y obscena la intromisión de Tartufo en el proceso comicial, en flagrante atraco a la Constitución y con el beneplácito de las autoridades electorales, cooptadas y al servicio del malhechor consuetudinario que pronto abandonará el Palacio Nacional.

Es insultante el uso ilimitado de dinero público para apuntalar a su escuálida corcholata y demás candidatos cuatroteros, así como para difamar y perseguir a los disidentes y opositores.

2. El crimen organizado juega su ajedrez macabro, poniendo y quitando candidatos a sangre y fuego, para humillación de las fuerzas armadas que tienen la orden de dejar hacer, dejar pasar y dejarse matar.

3. El abstencionismo electoral es una forma cobarde y traicionera de corrupción, porque degrada la vida pública y ayuda a que alcancen el poder o sigan encaramados en él los personajes más siniestros y corruptos, y dificulta la llegada al gobierno de las personas que pueden hacerle bien al país.

4. Cuando el elector vota por un candidato a sabiendas de que éste no tiene posibilidades de ganar, está dando un voto inútil y pernicioso.

Es verdad que a veces se justifica votar por alguien sin posibilidades de ganar, cuando se hace con un propósito testimonial, en defensa de ideales y programas de gobierno. Eso constituye una resistencia misionera; pero en las circunstancias que vive México (frente a una elección de Estado y la intervención del crimen organizado) lo prioritario es evitar que continúen en el gobierno los que han sembrado odio, división, destrucción y muerte.

Esto obliga de manera especial a los simpatizantes de Movimiento Ciudadano: Como su candidato presidencial no tiene posibilidades reales de ser presidente, votar por él dividirá el voto opositor y beneficiará a la corcholata; la que ha dicho con verdad: “ya no me pertenezco”, porque su dueño es quien la destapó, y la hace hablar como muñeca de ventrílocuo.

Un auténtico ciudadano jamás pone encima del interés nacional a su partido y sus dirigentes, mucho menos si éstos, a sabiendas de que no ganarán la presidencia, buscan dividir el voto opositor, recibir mayores prerrogativas oficiales y ser recogidos amorosamente por los que juntos siguen haciendo escoria.

Los abstencionistas y los simpatizantes de MC serán factores importantes para que México se siga hundiendo o para que reciba la anhelada luz del nuevo día.

Este es el gran desafío de la oposición hacia el 2 de junio: lograr una votación copiosa y unida, recordando que las mujeres y los jóvenes son determinantes para rescatar a México de la barbarie.

  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
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