Romper o besar las cadenas

Ciudad de México /

Algunos conspicuos cuatroteros dicen que “llegaron para quedarse”. Un simio, tonto pero voluntarioso, ha comentado que su fuerza les alcanza para gobernar a perpetuidad. Los cautelosos estiman que gobernarán, al menos, durante 7 décadas como el priáto del siglo pasado. Debido a ello muchos gobernados han caído en ese garlito.

Es evidente que el gobierno destruye y corrompe instituciones, dilapida los recursos públicos sin rendir cuentas, reparte croquetas a millones de pobres para que sigan empobrecidos, agradecidos y votantes; pero purifica a los criminales que se le adhieren y persigue a los disidentes; humilla y encarcela a periodistas libres y a ciudadanos en general. Al hacer y deshacer a su antojo cree contar con la perpetua lealtad de las fuerzas armadas, dándoles tareas y negocios que ningún gobierno jamás les asignó. Domina con la mentira, la difamación, el engaño, la calumnia y el soborno, pero esas herramientas también caducan.

Y mientras tanto, con su carita de “yo no fui”, la Cantamañanas del Pueblo Bueno ilumina y engalana sus virtudes dándonos la noticia de que “gobernar es humildad”. Ojalá nos diga ¿qué gobernantes en el mundo (¡claro! salvo ella y Tartufo) son humildes, y en qué consiste la humildad?

Deben convencerse los agobiados de que la realidad de ese cártel es diferente: el cáncer que lo corroe es metastásico; y que estando en su atardecer cree disfrutar una rutilante aurora. Sus desastrosos resultados en 7 años de gobierno y sus disputas internas no le auguran longevidad.

No olvidemos que todo su poder lo ejerce un sujeto físicamente decrépito, mentalmente desquiciado y cada día más despreciado; por eso su encargada del mostrador suplica: “ya déjenlo en paz”.

No, señora, pues no se trata de una mafia con mando colegiado, él sigue siendo il capo di tutti capi.

Lo que hoy hace brotar a borbollones la pudrición gubernamental (¡quien lo creyera!) es el gobierno yanqui, no por altruismo ni por ayudarnos, sino simplemente por su interés. Doblegó ominosamente a Sheinbaum, exigiéndole expulsar (no a extraditar) a 29 criminales para que canten ante el Imperio lo que aquí les horrorizará escuchar. Pero ese coro será estruendoso y demoledor para el “segundo piso”.

Adentro están fuertes las embestidas. Por ejemplo: hace días Ricardo Monreal decía estar en plenitud como político, y repentinamente nos informa que ya terminó su ciclo. Otro caso: Adán Augusto López anda como perico en comal al saberse que entregó la Seguridad Pública de Tabasco al líder de La Barredora, siniestra organización criminal. Y la lista de próceres en capilla es larga.

Los apuntala la resignación ciudadana, pero siempre serán frágiles las lealtades compradas con croquetas, y en las elecciones de 2027 el electorado decidirá si rompe sus cadenas o las sigue besando.


  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.