Carrera

Jalisco /

A mis amigas periodistas, que me impulsan a resistir

Ser periodista no es fácil. Se comienza la carrera con el ímpetu de un idealista que sueña con ser un factor de cambio, luchar por la verdad, la objetividad y la justicia; pero en el camino, los obstáculos impactan a ese espíritu iluso.

El periodista pelea por mantenerse a flote entre intereses particulares, condiciones laborales precarias, violencia y una audiencia cada vez más desinteresada por la información verificada. Compiten por la atención de los usuarios, más atraídos por influencers que replican información (confirmada o no) para subir sus números en Tik Tok, que por un trabajo investigado por profesionales de la comunicación.

Ser periodista y mujer es otra historia. Los estándares sociales para nosotras también están vigentes en los medios de comunicación, donde los propios líderes perpetúan el discurso y el sistema patriarcal. 

Para ocupar un cargo de liderazgo viene con condiciones que los hombres no tienen la obligación de cumplir. Se cuestiona el deseo de la maternidad o el compromiso laboral en caso de tener hijos; si la pareja no tiene problema con la carga de trabajo y el tiempo en oficina; no basta demostrar la capacidad para desempeñar el puesto, los estereotipos de belleza también son un factor para conseguir ese ascenso. Y, cuando finalmente se vencen todas las barreras, la meta no es el fin de la carrera. Todavía hay que demostrarse merecedoras de ocupar un lugar que, sienten, debería ser para ellos.

Cuando el cansancio y la sed comienzan a pesar más en este maratón, de repente llegan las palabras de aliento: el saludo de un desconocido que no se pierde la columna semanal; un reportaje que puso luz en la opacidad; una nota que mejoró el día a día de una persona; un reconocimiento inesperado. Pequeños detalles que sirven de gasolina cuando se siente todo perdido, que renuevan esos ideales que la rutina y la dificultades van diluyendo con el tiempo, pero que sirven de impulso para levantarse de los tropiezos. Porque a pesar de todo, y el camino recorrido, no puedo (ni quiero) hacer otra cosa… así que, a seguir corriendo. 


  • Dora Raquel Núñez
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