Wagnermaníacos, nuevamente nos encontramos listos para conversar con ustedes de los temas que rodean al mundo del deporte. Eso sí, después de cumplir con nuestros deberes religiosos, propios de los días santos que conmemoramos recientemente.
En estos momentos me encuentro en mi residencia de Guadalajara, Jalisco, específicamente en San Juan de los Lagos, y hasta aquí se hizo de mi conocimiento el llamado de una joven atleta solicitando mi apoyo para cumplir el sueño de asistir al Mundial de Taekwondo que se realizará en los próximos meses.
Su nombre es Elizabeth Cedillo, tiene 14 años y es originaria de Saltillo, Coahuila, como quien dice mi paisana. Desde los cinco años practica esta disciplina deportiva con grandes resultados que se han reflejado en varias medallas de oro.
Curiosamente su tenacidad y los logros con los que enaltece constantemente el nombre de nuestro México lindo y querido, no son suficientes para que reciba el apoyo económico que necesita por parte de las autoridades pertinentes, para asistir al Mundial de Taekwondo.
¡Increíble! Por eso me tomé la libertad de ocupar este espacio que amablemente me presta semana con semana Grupo Milenio, para hacer público su caso y convocar a mis compañeros luchadores, boxeadores, futbolistas, deportistas en general, para apoyar las aspiraciones de Elizabeth.
Me parece una verdadera lástima que deportes que realmente le dan satisfacciones a nuestro país sean ignorados y se pierdan tan importantes oportunidades por la cantidad de 80 mil pesos que es lo que cuesta el viaje redondo y el hospedaje de esta jovencita, para viajar a Río de Janeiro, Brasil.
¿Qué dicen, la apoyamos? ¿Organizamos una subasta de artículos que hemos utilizado para juntar el billete? Personalmente ofrezco una de mis máscaras profesionales para poner mi granito de arena en la recolección de la cantidad económica, antes mencionada.
Deseo fervientemente que Elizabeth Cedillo cuente con la empatía y el apoyo de la familia del deporte mexicano, porque esta sangre nueva es la que necesitamos para que nuestra sociedad fomente nuevos valores en la juventud.
Ahí está Wagnermaníacos, se los dejo de tarea, piénsenlo y también apoyen a mi paisana.
Y recuerden, que en mi casa y con mi gente, se me respeta. Bien, Bien, Bien.