Wagnermaníacos, cómo andan, qué dicen. Déjenme le cuento que hoy desperté muy nacionalista, muy mexicano. Ahora les comparto mis razones.
Siempre me he sentido muy bendecido por pertenecer al gremio luchístico. A través de la lucha libre, muchos de nosotros hemos abierto fronteras y conquistado al público nacional e internacional
Muchos han sido los países que he recorrido con mi bendita e icónica máscara, Estados Unidos, obviamente Japón, pero recientemente logramos llegar a París, en donde muy pronto estaremos llevando la magia de la lucha libre y expandiendo el conocimiento de nuestra cultura mexicana.
Trascender mundialmente es muy importante en la carrera de cualquier luchador, de cualquier deportista, y para su servidor es un gran orgullo darse cuenta de la importancia que tiene nuestro México en el ánimo, de los cientos de países que forman el planeta Tierra.
Sin duda será una gran experiencia presentarme en París, Francia, con el desafío de conquistar a un público que pudiéramos pensar que es un poquito más seco.
Sin embargo, las dudas, los nervios, se desvanecen ante la pasión, la ética, que le profesamos a Doña Lucha.
Creo, Wagnermaníacos que esa misma entrega, esa misma motivación, debemos sentirla en cualquier profesión que desempeñamos, por el solo hecho de ser mexicanos.
Piénsenlo, se los dejo de tarea y hoy, más que nunca, les digo que en mi casa y con mi gente, se me respeta. Bien, Bien, Bien.