Wagnermaníacos, nuevamente con el enorme gusto de saludarlos y compartirles mis puntos de vista sobre diversos temas que rodean diariamente el mundo del deporte, y que de alguna manera rebotan en el ir y venir de la lucha libre mexicana.
Sin duda y tristemente la violencia es uno de los factores que acompañan día con día a nuestra sociedad. Situación lamentable, triste, indignante, sobre todo cuando a últimas fechas invade constantemente al mundo del entrenamiento, a los deportes.
Entendamos que cualquier confrontación deportiva de alguna manera provoca la exaltación de los sentimientos positivos y negativos. Obviamente la lucha libre no está exenta.
Cuántas veces no escuchamos al público desfogarse, gritando, lanzando palabras altisonantes. Los señores, las señoras, en una liberación del estrés tan común en nuestros días.
Sin embargo, hablar de las pasiones desbordadas de los fanáticos es un tema añejo. En mi caso, en las ocasiones que me ha tocado estar en el bando rudo, el público se engancha durísimo en las agresiones en mi contra.
Ahí es donde entra mi ética como profesional, sé que me puedo molestar, sentirme incómodo, pero no puedo dejar salir mi enojo. Con los años aprendí a controlarlo, a divertirme con las ocurrencias de la gente, aunque no me gusten.
Por eso somos pro-fe-sio-na-les. Incluso existen aficionados que te agreden, que te dan un golpe, pero de ninguna manera le puedes responder porque nuestros golpes son considerados como armas blancas.
Sucede en el futbol. Pierde un equipo y muchos se quitan la vida, se agreden con una saña impresionante. Controlar esa violencia no es tarea de nosotros como luchadores, ni como futbolistas, es responsabilidad de cada aficionado.
Figuras públicas y cada persona que paga un boleto para entretenerse merecemos respeto. Tenemos que mantener intacta nuestra salud mental, ser inteligentes y controlarnos ante una agresión.
Wagnermaníacos, recuerden que uno de los cuatro acuerdos de nuestro Universo, es que nada es personal.
Ahí se los dejo de tarea, piénsenlo. Este es mi comentario, espero su retroalimentación en mis redes sociales.
Y recuerden, que en mi casa y con mi gente, se me respeta. Bien, Bien, Bien.