En 1940, la canción más escuchada en la radio era “Frenesí”, del compositor chiapaneco Alberto Domínguez, al grado de trascender la frontera norteamericana gracias al músico Glenn Miller, quien se refirió a Domínguez como “el musicalizador de la Segunda Guerra Mundial”, también gracias a su gran éxito “Perfidia”.
La versión definitiva de “Frenesí” la grabó el clarinetista Artie Shaw, famoso además por haberse casado con las actrices de Hollywood Ava Gardner y Lana Turner.
La tapatía Consuelo Velázquez compuso, a sus 19 años, el tema “Bésame Mucho”, de la cual hoy en día existen más de un mil versiones grabadas, traducida a 20 idiomas. Emilio Tuero fue el primero en interpretarla en español, y Nat King Cole hizo lo propio e inglés. Incluso pasó por The Beatles.
Walt Disney ya tenía un contrato listo para Velázquez, mientras luminarias como Orson Welles, Rita Hayworth y Errol Flynn querían conocerla; pero ella declinó para regresar a México y casarse.
El tenor mexicano José Mojica anunciaba su retiro para convertirse en sacerdote franciscano; ante tal noticia, Agustín Lara le preguntó por qué: Mojica acaba de perder a su madre, por lo que decidió alejarse del mundo adulador. Esto impactó al compositor y le dedicó “Solamente Una Vez”, la pieza más conocida del cantautor adoptado veracruzano.
El compositor tapatío Juan Pablo Moncayo viajó a la ciudad de Alvarado, Veracruz, donde conoció los sones “El Siquisirí”, “El Balajú” y “El Gavilancito”, los cuales tomó de base para componer su “Huapango”, el cual es considerado el segundo himno nacional. Bueno, ahora se entiende por qué no suena como un son huasteco.

