A raíz de la pandemia, términos como estrés, depresión y ansiedad tomaron más fuerza, pues si bien en los últimos años ya se hablaba de ellos, con el confinamiento, no ver o perder a seres queridos debido al covid-19, estos problemas de salud se hicieron más presentes.
La situación es que en países como México, donde los servicios públicos de salud no tienen ni lo básico, no se cuenta con un sistema tanto en infraestructura como en equipo humano para ayudar a las personas con problemas de salud mental.
Son pocas las clínicas y los hospitales especializados para atender a este tipo de pacientes, que requieren cuidados especiales.
Muchos de ellos, terminan en la calle, tal vez porque en un descuido se salieron de sus casas y sus familiares jamás supieron de ellos, otros son abandonados porque se vuelve difícil estar al pendiente de ellos o pagar la atención médica que requieren.
Y entonces viene la consecuencia, pues se convierten en personas en situación de calle. Algunas simplemente buscan un lugar dónde descansar, dormir y comer, otras son agresivas y en ocasiones provocan daños.
Al final nadie se hace responsable de ellos, no hay un lugar a dónde llevarlos para darle los cuidados que necesitan. Hoy por ejemplo, no se ha dicho de un programa para vacunarlos contra el covid-19.
Hace unos días, en la Diputación Permanente del Congreso de Tamaulipas se lanzó un exhorto a la Federación para que vea el problema de la salud mental, pero que atienda este llamado, es otra historia.
Justo en esa sesión, un diputado, Eliud Almaguer Aldape, denunció que sólo hay dos hospitales en Tamaulipas para atender a enfermos mentales. ¿Se imaginan? Sólo esos para atender a posibles pacientes de los 43 municipios del estado, las distancias que tienen que recorrer ellos y sus familias para que puedan ser atendidos.
Y si fuera poco que sólo son dos, en uno de ellos, a pesar de que es público, según el diputado se hacen cobros a las familias de los pacientes y son cantidades que superan los 500 pesos por día, más las medicinas que tienen que comprar porque tampoco se cuenta con ellas.
Esto es una muestra que ni en el estado ni en el país se le da la importancia a la salud mental y que falta mucho por hacer para velar por el bienestar de la población, la que tanto dicen que es prioridad para los gobiernos.