Que la transparencia municipal en Hidalgo anda tan saludable que ya provocó al menos 40 juicios ciudadanos ante el Tribunal Electoral del Estado, no por capricho, sino por simple falta de información. De los 105 juicios promovidos en 2025, 91 fueron contra funcionarios de 33 ayuntamientos, y en casi la mitad el problema fue el mismo de siempre: no responder, no informar y no entregar documentos. La omisión de respuesta a solicitudes por escrito se llevó el primer lugar del desorden ¿Y el compromiso de cero opacidad.
Que en Tianguistengo, Huichapan y Epazoyucan la opacidad fue tan evidente que los propios integrantes del cabildo acusaron ¡a sus presidentes municipales! de esconder información como si fuera secreto de Estado. Hubo incluso casos en donde las sesiones de cabildo se convocaron sin documentos técnicos, sin contexto y sin datos, aunque ahí se aprobaran cosas tan menores como el presupuesto de egresos. En varios ayuntamientos gobernar sigue siendo sinónimo de opacidad.
Que nos dicen que aunque dejó de recibir asuntos desde 2022, la Junta Local de Conciliación y Arbitraje sigue trabajando como si el tiempo no pasara, con casi 3 mil expedientes laborales todavía esperando justicia. Al llegar la actual administración habían heredado 5 mil 190 demandas en trámite y, al corte de septiembre, apenas se habían resuelto 2 mil 117, porque en la conciliación también existe el concepto de paciencia infinita. Porque mientras la reforma laboral presume rapidez y nuevos tribunales, en la vieja Junta el rezago sigue siendo un expediente más en la pila. Ahí, el calendario avanza, pero los juicios no tanto.
Que la dependencia presume un progreso general del 55.9 por ciento, aunque para miles de trabajadores el porcentaje no paga rentas ni recupera salarios; tan solo en 2025 se resolvieron 759 expedientes que involucraron a más de 224 trabajadores, muchos de ellos esperando desde hace años que su conflicto dejara de ser estadística. Al final, la Junta ya no recibe casos nuevos, pero el pasado laboral sigue tocando la puerta, recordando que cerrar ventanillas no siempre significa cerrar pendientes.