Que el diputado Edgar Samuel Ríos, de Morena, propuso habilitar al titular de la Secretaría General de Acuerdos del Tribunal Electoral del Estado de México (TEEM) para que funja, temporalmente, como persona magistrada. Y es que al parecer a partir del 15 de diciembre no se alcanzará quórum, pues concluyen los periodos de las magistraturas de Leticia Victoria Tavira y Raúl Flores Bernal, y todavía no se cubre la vacante de Esteban Muciño Escalona.
El tribunal requiere al menos de tres para sesionar y será el encargado de resolver, por ejemplo, las impugnaciones que se deriven de la elección de las autoridades auxiliares de los 125 municipios, pero sin el número suficiente de togados no podrá operar.
Que luego de la curiosa renuncia de Ana Lilia Herrera a la dirigencia estatal del PRI, algunos que siempre han querido ser –y otros que ya fueron pero están en la banca- están evaluando posibilidades para levantar la mano en pos del cargo. Lo cierto es que esa silla que en el pasado era un verdadero sitial de poder en la entidad, ha dejado de ser tan atractiva e incluso se vuelve un riesgo para la carrera política de quien le entre al ruedo.
Las tareas principales consisten en calmar broncas internas –que no son pocas-, hacer propaganda improvisada en redes y un par de temas menores más, pues dicen que ya no les responden ni los regidores, el presupuesto no es lo que era ni está del todo en su control, y las grandes decisiones y negociaciones se hacen desde Insurgentes Norte. Así como que ya no dan tantas ganas, dicen los que saben.
Que hablando de irregularidades, cada vez suenan más fuerte las sospechas de que el alcalde de Toluca, Juan Maccise, aprovechó el año de Hidalgo, el único que gobernó, para hacer cera y pabilo con los recursos de los toluqueños.
Hasta ahora se ha refugiado en el argumento de que todo lo malo, hasta los baches, corresponde a sus antecesores, y a escasas semanas de cobrar su finiquito y poner pies en polvorosa sigue muy tranquilo haciendo vida social. A ver cómo le va con la lupa de Ricardo Moreno, quien difícilmente dejará ese tiradero en el olvido.