Que nadie se confunda, comentan quienes saben, acá no hay festejos ni discursos inflados. Lo de ayer (el operativo para detener a extorsionadores en Durango y La Laguna) es, simplemente, la muestra de que cuando se alinean las voluntades y se trabaja sin reflectores, las cosas suceden.
En el círculo cercano al gobernador Manolo Jiménez comentan que la captura no fue obra de la casualidad ni de un golpe de suerte. Fue resultado de una coordinación quirúrgica entre Coahuila y la Federación. Nada de estridencias ni operativos para la foto: aquí se habló poco y se trabajó mucho.
También se dice que Manolo Jiménez insiste, una y otra vez, en que la seguridad no se delega. Y lo lleva a la práctica: su comunicación directa con Omar García Harfuch habría sido clave para afinar los tiempos y asegurar que el operativo aterrizara con precisión milimétrica. Lo suyo no es el discurso, sino el resultado.
Que este jueves, en la sesión de Cabildo de Torreón, más de uno llegará con su cafecito bien cargado, porque uno de los puntos que promete mover el avispero será la propuesta formal para fusionar la Dirección de Tránsito y Vialidad con la Dirección de Seguridad Pública.
Que aunque en la práctica ya andan “como novios” —juntos para todos lados— Policía Municipal y Tránsito y Vialidad, ahora buscan ponerle el anillo legal a la relación. Dicen los enterados que no es por gusto, sino para evitar que cualquier movimiento operativo se quede sin sustento jurídico.
Que, si el Cabildo da el primer visto bueno, el expediente se irá de paseo por las comisiones correspondientes, donde lo van a revisar, destripar, discutir y, si no se atoran los engranes, finalmente regresará para su votación formal.
Que en los pasillos ya se comenta que, aunque la fusión suena a mero trámite, más de uno anda revisando con lupa qué implica para mandos, organigramas y claro, para las futuras grillas internas. Como siempre, las verdaderas historias no se cuentan en la sesión: se murmuran afuera.
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