Que como dijera Melquiades Morales: el horno no está para bollos en Chignahuapan, donde mejor dicho ya se pasaron de tueste, y es que la temperatura está tan caliente que los compañeros de los medios de comunicación de la localidad tienen temor de realizar sus coberturas; algunos incluso piensan llegar con cámaras y micrófonos a documentar la apertura de casillas y volver a sus redacciones, el temor es tal que no acudirán a las casillas donde los candidatos van a votar, como se hace habitualmente.
Que las alertas están encendidas precisamente en este municipio, donde se pondrá especial atención con el reforzamiento de efectivos estatales y federales para evitar actos de violencia que puedan empañar el proceso electoral extraordinario. Después de localizar una supuesta mapachera se abre la posibilidad de que pueda venir un conflicto poselectoral que, en este momento, poco ayuda a la gobernabilidad del estado.
Que para fortuna de los ciudadanos, el estado no contará con nuevos partidos, luego que se rechazaron las solicitudes de ocho organizaciones civiles que buscaban alcanzar la denominación, ya que ninguna cumplió los requisitos establecidos por la ley para avanzar a la siguiente etapa del proceso. Con esta decisión, Puebla se mantendrá con nueve institutos políticos, mientras se consuman el rechazo a la creación de nuevas fuerzas y la desaparición del PRD.
Que en San Andrés Cholula se hicieron bolas para aclarar lo ocurrido sobre la Vía Atlixcáyotl, donde testigos aseguran que una patrulla perdió el control y chocó mientras perseguía a un vehículo sospechoso, tras lo que los uniformados habrían sido agredidos a balazos desde un segundo automóvil. La versión coincide en buena medida con lo dicho por el secretario de Seguridad estatal, Francisco Sánchez, quien confirmó los hechos. Sin embargo, la alcaldesa, en un intento de minimizar el hecho, aseguró que se trató de un simple choque sin mayor violencia. Las contradicciones generan más dudas que certezas; lo que es un hecho es que la percepción de inseguridad en la zona sigue creciendo, mientras las autoridades locales parecen más preocupadas por la narrativa, que por enfrentar la realidad.