Hablar del playazo en la época contemporánea es referirnos a un evento, que al menos en el pasado reciente, era ineludible relacionarlo con todo tipo de excesos que se cometían; es necesariamente encontrar una vinculación de ese día con el consumo de alcohol, de drogas, sexo, desorden, inconsciencia, desenfreno y abuso. |
Muchos de los que hoy recuerdan su participación en esta dinámica, muy probablemente ni siquiera conocieron su origen a inicio de los años ochentas cuando pequeños grupos de universitarios eran convocados para realizar una actividad de limpieza y posterior convivencia sin malicia, una simple razón para pasarla bien.
Al tiempo vinieron los Cambios y fue tal el crecimiento y popularidad de este evento que hace ocho años alcanzó una histórica asistencia superior a los 200 mil jóvenes y no tan jóvenes, que para solo un día y ni siquiera eso, en unas horas tal volumen de personas se traducía en una congregación para la que nadie, ninguna autoridad, estaba preparada para controlar y así ocurrían múltiples y muy graves hechos.
Como ni la represión era posible ejercer en ese entonces, comenzó una labor desde la escuela y el hogar para inhibir la asistencia al playazo y aunque ha llevado tiempo y esfuerzo al parecer los mecanismos implementados ofrecen resultados.
No podríamos dejar de destacar que muchos de los que forman parte de la generación del nuevo milenio, hoy con inteligencia, se interesan por otras cosas y no por un evento con las viejas características del playazo. Algunos consideran que hay una mayor inteligencia a la hora de decidir si participar o no es bueno para un tema productivo. El resultado es que apenas el año pasado asistieron a esta reunión poco más de mil personas.
Hoy el mismo gobierno es promotor de un cambio para que la congregación, que este año se celebrará el Viernes 07 de Abril, cuente con familias completas en convivencia y de esta manera dar inicio con el periodo vacacional se Semana Santa y de Pascua, sin excesos dañinos. Veremos si funciona.
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Hasta la próxima.