Ante la conclusión del periodo vacacional de Semana Santa y la posterior de Pascua, las cifras alegres que hoy se presumen no deben ser sinónimo de éxito, cuando ni siquiera nos es revelada la fórmula mediante la cual sustraen números tan exactos, no aproximados.
La alegría y su desbordada ansiedad por presumir que la confianza ha vuelto entre quienes hoy visitan Tamaulipas, contrastan con una entidad convulsionada por hechos delincuenciales que arrebatan la tranquilidad de cualquiera, sobre todo de los que no estamos de paso, de vacaciones, quienes aquí nos quedamos a vivir todo aquello que no ha terminado por desaparecer; nada más alejado de la realidad, triste realidad.
Si hubiera objetividad en los números que maneja el gobierno distinguirían al menos el término visitantes del que se refiere al turista, ese que sí invierte mucho más en hospedajes, comidas y su respectiva transportación. Los de la región no podemos ir a la estadística dura y, de hacerlo, como ocurre, hay resultados engañosos.
El esmero de nuestros gobernantes por ofrecer una estancia agradable a quienes visitaron la región no puede ser cuestionable; lo que sí, es que por ello nos quedemos al margen de esa atención los de esta zona.
Los delitos del fuero común no han disminuido de ninguna forma; lo que sí ha bajado son las denuncias por parte de los agraviados que por más invitaciones, no terminan por confiar en la aplicación de la justicia debido a que ni siquiera se abren carpetas de investigación para al menos intentar esclarecer robos y asaltos que se cometen en una abierta impunidad.
Tampoco podemos los ciudadanos estar a expensas de una Policía tolerante, incapaz en muchos sentidos, y sobre todo limitada en número ligada a un perverso desinterés en fomentar un reclutamiento sólido de aspirantes, como si no se necesitaran.
Por más cifras coloridas que se manejen a estas alturas, no hay posibilidad de sentir alegría por una economía recuperada momentáneamente y que verá su realidad al paso de las semanas. Vuelve todo a su normalidad, a lo cotidiano.
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Hasta la próxima.