Por más que el tema del cuidado del agua es recurrente en la verborrea gubernamental y hasta un asunto mediático con la difusión de distintas celebraciones con relación a ello, no se traduce en un verdadero esfuerzo por atender una realidad que en poco tiempo, lejos de dramas, podría lamentarse.
Es un hecho que la industria situada en la región ha contribuido en mayor proporción en el problema, sin embargo los gobiernos omisos han permitido que históricamente permanezcan escurrimientos de aguas negras a los sistemas lagunarios que hoy registran altos niveles de metales pesados, en general residuos peligrosos que tarde o temprano afectan las especies que habitan en lagunas y ríos de la región.
Sin duda el tema más grave es que esa misma agua es la que se consume en la zona conurbada de Tampico, Madero y Altamira, que al pasar por un pobre proceso de potabilización se vuelve cómplice en el deterioro de la salud humana.
A esto tendríamos que agregar la problemática generada por la multiplicación del pez diablo en la zona sur de Tamaulipas y que tal pareciera un asunto con poca importancia en el orden de prioridades de cualquier gobierno que han demorado en la implementación de programas específicos de atención a la especie; sobra decir que menos aún han pensado en la necesidad de crear mecanismos de control para detener el dañino avance de la especie.
Paradójicamente la contaminación del sistema lagunario es la que medianamente afecta al plecostomus, sin embargo no lo mata como ninguna de las especies que anteriormente tuvieron dominio de este hábitat y que fueron poco a poco siendo aniquiladas por el depredador.
De acuerdo con biólogos y expertos, hay desinterés gubernamental por atender algo que evidentemente ignora, aunque lo más grave es que ni siquiera se dejan ayudar por organizaciones dedicadas a estudiar el tema y que respaldan una intervención en ánimo de conservar el recurso vital; la academia también ha estado en disposición de apoyar. Ojalá que en breve alcancen a detectar la urgencia de reaccionar ante la problemática destructiva.
Sus comentarios los recibo con gusto en mi dirección electrónica eduardo.arias@milenio.com y en Twitter @EduardoAriasTV
Hasta la próxima.