Se habla de donativos como si fueran de mucho presumir. Baste con señalar que según el Reporte de Donatarias Autorizadas del ejercicio fiscal de 2020, información soslayada en los dimes y diretes de estos días de miscelánea fiscal, sumaron 53 mil 440 millones de pesos (mdp). Tan solo la UNAM ejercerá este año 46 mil 644 mdp y el estado de Tlaxcala, arriba de 20 mil mdp.
La irresponsabilidad del Poder Ejecutivo y de su mayoría legislativa es no promover una política fiscal que estimule a personas físicas y morales a donar, bajo los controles necesarios que den garantías. Sumarse a las tareas de las organizaciones no gubernamentales no es evasión de impuestos, ni hacer caravana con sombrero ajeno. Es fomentar la economía a la vez de apoyarse, para fines de desarrollo social, en la misma ciudadanía, en las empresas socialmente responsables, en sus formas de asociación capaces de hacer mil tareas imposibles para el Estado. Es una distribución presupuestal fuera del alcance de la partidocracia. Eso es lo que molesta al mandatario y sus tecnócratas.
El mayor espejismo cuya desnudez no tiene calificativo, está en las donatarias culturales, una de las 12 categorías que autoriza la Secretaría de Hacienda. Según la dependencia, hay 726. Su captación va en picada: en 2018 reportaron 2 mil 332 millones de pesos (mdp), en el inicio del régimen amloista bajaron a 2 mil 024 mdp y el año pasado cayó en 469 mdp, para situarse en 1,555 mdp, de los cuales 798.2 se quedaron en Ciudad de México. ¿Puede ser más terrible el escenario de la centralización de los deducibles?
Son un puñado de organismos los que concentran 95% de los donativos en el campo cultural. Las cantidades son, incluso, ridículas para quienes las ostentan, por ejemplo, en la capital del país. Se trata de Fundación Televisa, con 145 millones, y Fomento Cultural Banamex, con 81 millones.
La dispersión de pequeños donativos, el asidero de las personas físicas con alguna capacidad para donar, también causa pesar. En el reporte, la Asociación de Artistas Plásticos de México obtuvo 7 mil 700 pesos; Siembra cultura y cosecha rock recibió 10 mil pesos; la Asociación Festival Divertimento, 89 mil pesos.
En los estados pinta peor. Las donatarias culturales de Jalisco reportaron 127 millones de pesos, las de Nuevo León, 107. Otros casos, Sinaloa con 98 y Coahuila con 73 mdp.
En la tierra del Presidente de la República donaron 58 mil pesos; en Nayarit, 20 mil; en Hidalgo, 41 mil; en Colima, 139 mil, y en Durango, 450 mil pesos.
Hacienda registra 9,675 donatarias. La mayor parte son asistenciales, 6,136 que concentran no solo las grandes empresas de siempre, también 35 mil de los 53 mil millones de pesos captados. De ellos, Fundación Slim y Salud Digna reunieron 2 mil y 5 mil, respectivamente.
Si nos vamos a las cifras de la Cuenta Satélite de Instituciones Sin Fines de Lucro, a 2019, estas entidades aportan 2.9% del PIB, y de ese total, las de cultura 3.3%, es decir, a un paso del sótano. Dominan con 45.9% las instituciones de enseñanza e investigación.
En suma, es una tontería poner tope a los donativos de las personas físicas. Según Raquel Buenrostro, el gobierno impulsa la reforma para vigilar a 4% de ese universo. Absurda la medida. Cemefi estima en poco más de 8 mil millones lo que se dejará de captar por el cambio, del cual 9% sería para las culturales. Quizá con esa quita se piensa comprar la tubería que falta en Dos Bocas.
Eduardo Cruz Vázquez
Coordinador del GRECU y del sitio Paso libre.