¿Y los relevos generacionales?

  • ADN mexiquense
  • Eduardo Garduño Campa

Ciudad de México /

Las listas de candidatos plurinominales de la coalición PAN, PRI y PRD a nivel nacional son el machote ideal para seguir esos ejemplos en los estados donde habrá elecciones locales, como es el caso del Estado de México, donde se renovarán los 45 distritos electorales y los 125 municipios.

Ya hay muestras de decepción y desaliento, pues no habrá relevo generacional y serán los mismos cuadros los que contiendan y que lo han hecho en las últimas cinco elecciones. Es decir, no sueltan la ubre del presupuesto público.

En el Estado de México, el reparto de curules plurinominales y de representación proporcional, de acuerdo con la legislación vigente, se hace de la siguiente manera: una de lista diputado plurinominal, y luego al candidato que obtuvo el más alto porcentaje en la contienda obtiene la curul de representación proporcional y así hasta que el partido obtenga el número de espacios en el poder Legislativo acorde al porcentaje de votación válida obtenida.

Entonces, bajo esta lógica, las cupulas de los partidos principalmente PRI y PAN, anotan en la lista de plurinominales a los más allegados y postulan a personas afines en los distritos donde son competitivos y que van a perder, pero que pueden obtener alta votación, con el propósito de conformar un grupo parlamentario que sea de camarilla y no de representación popular como debe ser.

Basta ver el ejemplo que les pusieron a nivel nacional, de quienes ya aseguraron un escaño en el Congreso federal para el 2024, tanto en el senado como en la cámara baja. Y la legislación federal es diferente, pues no llegan los diputados más votados a las curules plurinominales, sino la camaradería que tiene el control del partido, Alito en el PRI, Marko en el PAN y los Chuchos en el PRD.

Pero también aquí mueven sus hilos los dirigentes nacionales para la designación de candidatos de la coalición opositora, y no es para nada sorpresivo que, personajes que no alcanzaron posición en la federal, los manden como premio de consolación a una curul local o alcaldía mexiquense.

Y basta ver a los actores políticos de la entidad que tienen ligas con las dirigencias nacionales, pues es allá donde se decide todo, en el PAN el control en la entidad lo tiene Enrique Vargas del Villar, y es quien palomea las listas con el aval de Marko, su líder nacional.

En el PRI, la decisión de las candidaturas locales no las hará Ana Lilia, sino la representante de Alito, la delegada que es la que lleva mano.

Por eso es que se ve complicado que haya relevo generacional, sino se observa que la alianza opositora, en definitiva, va a nominar a candidatos identificados con los grupos que controlan PAN, PRI y PRD, no hay para nada la posibilidad de nuevos actores políticos.

Los priistas de antaño, ya octogenarios, se resisten a soltar el poder y buscan formas de heredarlo a sus consanguíneos o bien a sus cónyuges.

En el PRD, la corriente dominante de los Chuchos, a pesar de que es un partido en extinción, se resisten a perder la manutención desde el presupuesto público, y hacen todo por mantener el registro a costa de hacer a un lado su dignidad partidista, con tal de mantenerse en los reflectores aunque sea mínimamente, pero recibiendo jugosas cantidades en prerrogativas.

Pues para nada son despreciables 150 millones de pesos que tendrán este año por ese concepto, y qué mejor que mantener las prerrogativas si conservan su registro.

Así que el relevo generacional es utopía.


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