Hidalgo y Coahuila son los estados donde habrá votaciones el 18 de octubre con el enorme reto que representa organizar una elección con los cuidados que conlleva el vivir en medio de una pandemia.
Es por ello que el Instituto Nacional Electoral (INE) y los organismos locales, en el caso de Hidalgo el Instituto Estatal Electoral (IEEH), trabajan a fondo para poder celebrar la elección donde se renovarán los 84 municipios.
El consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, se baja en que en el mundo se han realizado ya varias elecciones en el contexto de emergencia sanitaria como en Francia donde se celebró la segunda vuelta legislativa, las elecciones parlamentarias en Corea del Sur y Polonia, así como las elecciones generales de República Dominicana y Surinam.
En efecto Hidalgo no es Europa o un país caribeño o de África, pero sí tiene particularidades que se deben de tomar en cuenta y que, a mi parecer, son parte de lo que parece ser el laboratorio electoral para 2021.
Al INE le importa en demasía que se realicen las elecciones porque así no empata dos procesos calendarizados este año con los del siguiente, que será una de las votaciones más grandes de la historia, a la mitad del sexenio del Presidente López Obrador.
Hidalgo, más que Coahuila, es parte de este cuasi experimento, pues tiene regiones urbanas, pueblos indígenas, regiones apartadas de la tecnología y una colindancia metropolitana importante, que van a servir a la autoridad electoral para poder definir rutas de trabajo de cara a la organización del siguiente proceso, que comienza de forma inmediata, casi paralela a la definición de las votaciones hidalguenses y de Coahuila, pues los plazos provocados por la pandemia hizo que todo se terminara, de todas formas, empalmándose.
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