La contaminación ambiental nos mata y no hacemos nada

Monterrey /

En mi vida jamás un médico me había diagnosticado una alergia, pero en lo que va de este año dos veces he tenido que suspender mis actividades cotidianas, como consecuencia de alteraciones respiratorias producidas en mi organismo por sustancias tóxicas que flotan en el aire que respiramos.

A decir de los expertos, la muy alta concentración de contaminantes en la zona metropolitana de Monterrey son las partículas respirables PM10 (pequeñas partículas sólidas o líquidas de polvo dispersas en la atmósfera) generadas por las pedreras del poniente de la ciudad, los gases de efecto invernadero, producidos por la industria; el smog, producido por un parque vehicular de más de dos millones de vehículos de motor.

Nos estamos acostumbrando a que el gobierno del estado active la alerta ambiental, para que los gobernados —hombres, mujeres, niños y ancianos— nos abstengamos de hacer ejercicio al aire libre; pero nada hemos hecho para obligar al gobierno (tanto al del estado como al federal) a que cumpla con el deber de garantizar a la población un aire aceptable para una buena calidad de vida.

El medio ambiente contaminado nos asfixia. Y ni el titular del Ejecutivo ni el Legislativo hacen algo para revertir el aire contaminado.

El problema crece, tanto como el desierto del disimulo oficial, cuando los ciudadanos carecemos de las principales virtudes cívicas para obligar que el estado cumpla con su obligación de garantizar un medio ambiente sano. Las virtudes cívicas de que más carecemos son el respeto a la ley y la participación ciudadana.

Hagamos que la Ley Ambiental del Estado de Nuevo León, remendada recientemente, sea una ley que contenga medidas efectivas para poner bajo control a los principales responsables de la contaminación ambiental. ¿Hasta cuándo vamos a seguir tolerando que nuestra calidad de vida se afecte? Salgamos a las calles a protestar, protegidos con mascarillas, desde luego.

  • Efrén Vázquez Esquivel
  • efren23@hotmail.com
  • El autor es director científico de la Academia Mexicana de Metodología Jurídica y Enseñanza del Derecho, AC.
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS